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El Barroco Hispanoamericano

Publicado por Chus

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El estilo artístico barroco irrumpe en los países colonizados cuando los europeos llevan a sus colonias las características del estilo. Pero ningún movimiento artístico queda al margen del sustrato o de la idiosincrasia del lugar en el que se ejecuta, por ello el Barroco colonial va a constituir un caso especial dentro de las características generales del estilo, con un claro predominio del elemento decorativo. Constructivamente va a haber pocos rasgos destacados, tan sólo sobresale por su peculiaridad la decoración y la profusión de la misma.

De todo el continente, destaca México, donde el Barroco presenta como rasgo más destacable la influencia del estilo de los Churriguera, además de que pronto el sustrato local se deja notar en la aparición de indígenas, primero como ayudantes y progresivamente como maestros que empezaron a crear sus propios edificios. Así aparece mezclado el estilo llevado por los españoles, con elementos propios de la cultura prehispánica. La destreza de los artesanos locales superaba a la de los españoles, y además, el oro y la plata no tardaron en ser arrancados de sus soportes originales, para ir fundiéndolos poco a poco e irlos integrando en los altares de las iglesias católicas. Elementos típicos del barroco más ornamental, tales como las ménsulas muy resaltadas, la profusión de nichos, los doseles, los cortinajes, las diversas categorías de ángeles volando, los estípites, etc., se desarrollan con profusión en la arquitectura mexicana. Entre los años 1718-1737 Jerónimo Balbás construye “La Capilla de la Catedral” de la Ciudad de México. Dicho artista había trabajado en España, donde realizó el “Retablo del Sagrario” de la catedral de Sevilla, que posteriormente fue destruido por un incendio en el siglo XVIII. En el virreinato de la Nueva España realizó la que se considera su obra más importante, el “Retablo de los Reyes” en la catedral metropolitana de México, inspirado al parecer en el de Sevilla. Se trata de una obra que se estructura a base de calles separadas por estípites (especie de pilar troncopiramidal invertido). El “Sagrario de la Catedral” de México, fue construido por Lorenzo Rodríguez entre 1749 y 1768, que destaca por tener una “fachada-retablo”, además de usar con profusión los estípites, tan queridos en este nuevo estilo. Este tipo de fachada tan profusamente decorada que asemeja un tapiz, constituye un modelo que tendrá bastante repercusión posterior. Son destacables también el “Santuario de Ocotlán”, que constituye un caso único tanto por el tratamiento de las torres como por el material de construcción, ya que se combina el blanco encalado con el rojo de los ladrillos que intercalan azulejos; la “Iglesia y el Santuario de los jesuitas” en Tepotzoplán y la “Iglesia de Santa Prisca” de Taxco del arquitecto Diego Durán.

En Perú sobresale el “Palacio de Torre-Tagle” en Lima, que reproduce una residencia noble andaluza, y al estar revestido de azulejos, tiene influencia de la arquitectura musulmana. “La Compañía o iglesia jesuítica del Cuzco” es notable por su fachada y las torretas que flanquean las cúpulas de las torres, así como además por el retablo central que resultan elementos insólitos.

Cabe mencionar también la “Iglesia del convento de San Francisco” en La Paz, Bolivia, con tres naves con transepto y con cúpula, cuya fachada principal fue decorada entre 1772 y 1748 y, también la “Universidad de San Carlos”, en Antigua, Guatemala.