«El Coliseo» de Roma
Conocido también como “anfiteatro Flavio”, se trata de un anfiteatro, es decir un edificio que en la antigua Roma era el lugar en el que se desarrollaban las luchas entre fieras, hombres contra fieras y los combates de los gladiadores, e incluso algunos de ellos podían albergar también representaciones de batallas navales (naumaquias), siendo éste un ejemplo de ese tipo de construcciones, aunque esto se hiciese antes de construir las dependencias situadas bajo la arena, realizadas en tiempos del emperador Domiciano. Fue construido por la dinastía Flavia, durante el reinado del emperador Vespasiano, a lo largo de los años 70, siendo inaugurado por su hijo Tito en el año 80 después de Cristo. Su aforo era de cincuenta mil espectadores y se levantó en el centro de la ciudad, lo que es destacado, ya que normalmente este tipo de edificios solía situarse en las afueras.
Su arquitecto nos es desconocido, hecho frecuente en el arte romano, pues las obras se conocen no por su autor, sino por el emperador de turno, al que los edificios pretenden glorificar, como perfecto ejemplo de “arte áulico”. Los materiales constructivos eran variados, como es característico en la arquitectura romana, usando hormigón, ladrillo, piedra, toba, etc. La planta es elíptica, resultado de unir dos semicírculos (de ahí le viene el nombra de anfiteatro, ya que en Roma, el teatro tenía planta circular).
En el interior se distinguen dos partes. La primera está constituida por la arena, o terreno de juego, una especie de plataforma de madera cubierta de arena, bajo la que se situaba un entramado de construcciones subterráneas, con jaulas para las fieras, estancias para los gladiadores, montacargas para trasladarlos arriba, etc. La segunda parte es la cávea, el lugar reservado a los espectadores, es decir una construcción de graderío con los distintos pisos comunicados entre sí mediante corredores cubiertos por bóvedas de cañón y de aristas. Se accedía desde los pasillos hasta las gradas a través de unas aberturas abiertas en las mismas, llamadas “vomitorios”, para facilitar el tránsito y trasiego de la gran cantidad de espectadores que entraban en el edificio. El graderío estaba jerarquizado, reservándose el espacio cercano a la arena al emperador y a su séquito y después, a medida que se ascendía y la vista era peor, iba descendiendo el status social de los asistentes. Técnicamente la cávea supuso un enorme avance y esfuerzo constructivo, no solamente por el entramado de bóvedas, sino porque éstas se construyeron con cimbras de madera, sobre las que se vertió directamente la argamasa de cemento.
En el exterior, la fachada se divide en cuatro pisos y cada uno de ellos aparece como una serie de galerías de arcos de medio punto con semicolumnas adosadas en los espacios intermedios. Se usa un orden distinto en cada uno de los pisos, toscano (variedad romana del orden dórico griego que consiste en que la columna arranca de una basa y el fuste es liso), jónico, corintio y compuesto (invención romana que consistía en una mezcla del orden jónico y del corintio). Esta superposición de órdenes era frecuente en el arte romano y será una de las grandes aportaciones de su arquitectura al arte occidental, consagrada desde el Renacimiento. En las arcadas de los pisos segundo y tercero se colocaban estatuas. La construcción se completaba con una serie de mástiles que servían para instalar toldos para proporcionar sombra a los espectadores.