El Gótico tardío (II)
En el coro de la catedral de Gloucester (1337-1355), nos encontramos uno de los primeros ejemplos del gótico tardío, llamado “gótico perpendicular”, denominado así por sus barras de tracería predominantemente horizontales y verticales. Además de por esta característica destaca la utilización de esbeltos soportes que se subdividen verticalmente y además por grandes ventanales. Así en la catedral de Gloucester, se encuentra el ventanal más grande de Inglaterra, con una tracería de ventanales con poca fantasía y el motivo de la trama repetido en hileras de filas por todo el diseño de tracería. Las bóvedas del gótico perpendicular pertenecen a un nuevo tipo, llamado también “bóveda retícula”, que incorpora nervios de lierne, un tipo de nervio que no recorre el intradós de una bóveda y no comienza en el arranque del compartimento abovedado. Dichos liernes suelen ser cortos, profusos y decorativos que, en este caso forman triángulos, cuadrados, pentágonos y hexágonos curvos en la bóveda, de una manera tan compleja que los intercolumnios se funden con ella, consiguiendo que la bóveda parezca una superficie continúa. Los corredores del claustro (1351-1377) aparecen cubiertos con otro nuevo tipo de bóveda, denominada “bóveda en abanico”, especie de embudo con todas las secciones verticales cóncavas y las horizontales convexas y los intercolumnios casi cuadrados. Las nervaduras intermedias son tan numerosas que, los maestros de obra esculpieron los nervios y retículas a partir del mismo bloque de piedra, en lugar de hacer nervios y retículas separadas, dando como resultado un flujo ondulante del espacio de un intercolumnio a otro.
El siglo XIV es una etapa de gran actividad arquitectónica en la Corona de Aragón, especialmente en Cataluña, que mantiene estrechas relaciones con el sur de Francia, lo cual explica las relaciones existentes entre la arquitectura catalana y la francesa. De todas formas hay que comenzar por caracterizar a la arquitectura gótico-catalana por su premisa más destacada que es la severidad, la falta de elementos decorativos superfluos.
Las iglesias suelen ser de una o tres naves, constituyendo un ejemplo de las primeras la Iglesia de Santa Águeda de Barcelona, levantada sobre la muralla romana, que curiosamente tiene la cubierta de madera. Ejemplo de las segundas es la basílica de Santa María del Mar, edificio contratado en el año 1328 por Berenguer de Montagut, tal vez el más importante de los arquitectos catalanes del siglo XIV. Fue el símbolo de la Barcelona marítima, el centro del barrio de los armadores y los navegantes barceloneses. Como ya hemos dicho consta de tres naves, con una capilla mayor poligonal y otras nueve edificadas entre los contrafuertes. Tan sólo cuatro grandes pilares prismáticos separan las naves, lo que produce el efecto de gran esbeltez, espacio diáfano y enormes arcos. En cada capilla se abren ventanales alargados, además un ventanal superior correspondiente a las bóvedas y otros menores iluminan directamente la nave central y posee también un gran rosetón a los pies. Durante la segunda mitad del siglo XIV, destaca la proliferación de construcciones civiles, palacios, lonjas, hospitales, astilleros, etc., que demuestran el vigor y la pujanza de la burguesía catalana del momento. Un buen ejemplo lo constituye la obra de Arnau Bargués, arquitecto real y de la catedral de Barcelona, que se ocupa de la fachada de la “Casa de la Ciutat” entre 1399 y 1402, el palacio municipal más importante de la época.