Flame Towers en Bakú
Las Flame Towers en Bakú con su altura máxima de 190 metros están muy lejos de ser los edificios más altos del mundo, sin embargo tienen una cualidad que los convierte en un verdadero prodigio de la arquitectura contemporánea, y es su diseño absolutamente curvo. Una forma que genera la imagen de la triple llama de fuego que les da nombre.
Sin duda es una construcción extraordinaria y solo concebible en un lugar de enorme riqueza, como es el moderno Azerbaiyán a orillas del mar Caspio, donde los pozos de petróleo y gas, hacen que aquí se haya llevado a cabo una modernización, comparable a la que ha habido en otros lugares del Golfo Pérsico. Y precisamente es aquí, en Bakú o en ciudades como Dubái, donde los arquitectos contemporáneos pueden emprender retos constructivos muy innovadores y también de gigantescos presupuestos.
En este caso, las Flame Towers de la capital azerí las proyectó el despacho HOK Arquitectos, quiénes confesaron que aspiraban a hacer algo verdaderamente nuevo que representara el futuro. Y desde luego lo consiguieron, y hoy esta triple construcción es parte de la imagen de la ciudad y de todo Azerbaiyán, tanto de día como de noche, ya que parte del proyecto es la atractiva y variable iluminación nocturna que emite.
La relación entre la arquitectura y el fuego está vinculada a los viejos ritos y creencias del país, pero también se puede entender como esas llamaradas de combustible fósil que brotan de la tierra y que actualmente le conceden su riqueza al país.
El diseño, creado por Pierre Baillargeon, es de una enorme audacia, pero tal vez la construcción fuera lo más increíble, ya que tuvieron que soportar terremotos y fortísimos vientos, que pararon la obra en más de una ocasión, y que impedían el trabajo con grúas.
Cada una de las tres torres tiene un uso distinto. La mayor es un espacio residencial, la intermedia un exclusivo hotel y la menor con 140 metros de altura es un complejo de oficinas. Y el trío está unido en su base por un enorme podio incorporado a la estructura y que se emplea por la población como gran centro comercial y de ocio de Bakú.
El material estructural principal es el hormigón armado, si bien sus peculiares formas, en especial en las parte altas, se consiguen con unos marcos filigrana creados con tubos de acero. A eso hay que unir la “piel” totalmente acristalada de las sus irregulares fachadas, donde también destacan las miles y miles de luminarias LED que le dan su emblemática iluminación. De forma que sea de día o de noche, las Flame Tower de Bakú son visibles desde cualquier punto de la ciudad, y también desde el entorno del mar Caspio.