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Teatro romano de Mérida

Publicado por A. Cerra

Teatro romano de Mérida

De toda la arquitectura que ha llegado hasta nuestros días de la época de la Roma Imperial, lo cierto es que han sido los edificios vinculados con los juegos y la cultura aquellos que mejor han resistido el paso de los siglos. Y en muchos casos se ha debido a que su uso o bien ha perdurado durante centurias, o que incluso se ha recuperado a lo largo de los años. Ese sería el caso del Teatro Romano de Mérida, en la región española de Extremadura.

Este teatro fue mandado construir por el cónsul Agripa, estrecho colaborador del emperador Augusto y que si a Mérida le legó entre otras cosas, este teatro, lo cierto es que en Roma dejó uno de los edificios más emblemáticos de la época: el célebre Panteón de Agripa.

Pero volvamos al conjunto arqueológico de Mérida, colonia romana conocida como Emerita Augusta que ha dado muchas alegrías a los historiadores, y no solo por este teatro, sino por otros monumentos y yacimientos cuyos restos más importantes se guardan en el Museo de Arte Romano que se ubica vecino al propio teatro.

Por inscripciones se puede saber que el teatro se inauguró entre los años 16 y 15 antes de Cristo. Si bien es cierto es que su aspecto pronto cambió ganando siempre en tamaño, como la incorporación de un nuevo frente escénico hacia el año 105 con gobierno del emperador Trajano. Hubo más remodelaciones y su uso se mantuvo hasta el siglo IV. Entonces comenzó su ruina, e incluso fue enterrado en gran medida. Si bien por fortuna, fue volviendo a la luz desde comienzos del siglo XX con sucesivas campañas arqueológicas.

Y aunque los trabajos arqueológicos no fueron tan escrupulosos como serían hoy en día, lo cierto es que hoy se puede disfrutar de prácticamente todo el edificio. En él se pueden hacer visitas turísticas para así comprobar cómo este teatro de Mérida responde a todas las características prototípicas de este tipo de edificios.

De esta manera cuenta con su gradería semicircular que aprovecha la pendiente de un cerro natural. Un graderío con capacidad para 6.000 personas. En la parte más baja era donde se colocaban los más pudientes y es lo que mejor se ha conservado. Al igual que se conserva bastante bien el espacio semicircular frente a ello que se denomina orchestra. Una zona pavimentada con mármol donde se situaba el coro.

Por supuesto también está el escenario o pulpitum, elevado y donde se ven orificios en el suelo que sirvieron para colocar distintos telones. No obstante, en la parte trasera está el impresionante frente de la escena, con más de 17 metros de altura y 63 de longitud. Una zona compuesta por un basamento marmóreo que es el asiento de dos cuerpos de columnas corintias. Este frente del escenario es la imagen emblemática de este lugar cargado de historia cada año vuelve con las representaciones del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.