Teatro romano de Sagunto
Hoy vamos a mostrar un ejemplo de cómo una obra arquitectónica de la Antigüedad puede evolucionar con el paso del tiempo. Este ejemplo es el teatro romano en la ciudad española de Sagunto a orillas del mar Mediterráneo.
Allí se estableció un importante colonia romana y como en tantas ciudades del Imperio, desde Caesaragusta en Hispania hasta lugares como Pula en Croacia, las urbes que surgían acaban por tener todo el repertorio de edificios clásicos, desde los templos hasta las termas o los espacios lúdicos y culturales, tal es el caso de los teatros.
En Sagunto se construyó un teatro con forma de hemiciclo y un aforo para unas 8.000 personas hacia el año 50 de nuestra Era. Se trataba de una obra de grandes dimensiones y con todos los elemento habituales, como el escenario con un fondo monumental, la cávea en la parte baja y la orchestra, además de todo el entramado de túneles y pasadizos para los actores y sobre todo para que el público entrara y saliera del graderío. Y siempre cuidando al máximo la acústica del lugar, porque hay que tener en cuenta que por aquel entonces no existían los micrófonos.
Toda esta obra dejó de estar en uso conforme despareció el Imperio Romano y poco a poco, durante la Edad Media, e incluso antes, solo se usó como cantera para otras construcciones, o sirvió como avanzadilla para el enorme castillo que hay en la parte más alta de la ciudad. El caso es que el lugar cayó en el olvido y la desidia. Y así llegó al siglo XX.
Durante el siglo XX, el teatro romano de Sagunto fue objeto de numerosas excavaciones y estudios arqueológicos. A pesar de su estado de abandono, los investigadores pudieron descubrir numerosos detalles sobre su construcción y uso en la época romana. Se encontraron restos de decoraciones pintadas, inscripciones y objetos personales que ofrecieron una visión fascinante de la vida cotidiana en la antigua Sagunto.
Paulatinamente se hicieron campañas arqueológicas, hasta se creó un museo en su interior. Sin embargo, se comenzó a hablar de recuperarlo como espacio escénico. Así que se proyectó un adecuación para ello, y los arquitectos responsables de la obra, decidieron proponer una obra agresiva y moderna para el teatro. Recuperarlo, pero no exclusivamente con un criterio arqueológico, sino plantear una obra del finales del siglo XX que además fuera útil para la celebración de espectáculos.
Sin duda, la reconversión es potente, no se hizo una reconstrucción de lo romano. Se llevó a cabo una edificación contemporánea, sobre los restos antiguos. La crítica estaba servida. Desde un punto de vista arqueológico, es evidente que se han perdido elementos o han quedado ocultos bajo lo nuevo. Y desde un punto de vista estético, su apariencia está muy modificada respecto a lo que pudo ser. Sin embargo, este último punto no deja de ser una cosa de gustos, cada cual tiene los suyos y opinión al respecto, y todas válidas. Y si es innegable que fue una intervención agresiva y que ha podido afectar a los restos de hace casi 2.000 años. No es menos verdad que todo aquello era una ruina abandonada durante siglos, y en la actualidad es un teatro con una importante vitalidad y que aporta su valor cultural, turístico y económico a la población. Pese a que en su momento se intentó por vía judicial que se desmontara toda la obra moderna. En definitiva, un ejemplo de evolución arquitectónica.
Hoy en día, el teatro romano de Sagunto es un lugar de encuentro para los amantes de la cultura, la historia y el arte. Es un espacio que combina el pasado y el presente, donde se pueden disfrutar de representaciones teatrales, conciertos y otros eventos culturales. Además, el teatro ofrece visitas guiadas y actividades educativas para escolares y grupos, lo que contribuye a la difusión del patrimonio histórico y cultural de Sagunto.