Anfiteatro de Pula
El Imperio Romano se extendió por toda la cuenca mediterránea, incluso más allá hacia el norte de Europa o tierras del Próximo Oriente. La prueba palpable de ello son las muchas obras construidas por los romanos que han llegado hasta nuestros días en sitios tan lejanos como España, Francia, Túnez o en Jordania.
Y también en un sitio como Croacia, a orillas del mar Adriático hay numerosos restos de la presencia de la civilización romana durante varios siglos. Los más espectaculares de todos sin duda alguna son los vestigios del gigantesco Palacio de Diocleciano en Split y el anfiteatro de Pula, del que ahora os vamos a hablar con más detalle.
Este anfiteatro conocido como Arena de Pula se encuentra en muy buen estado de conservación. De hecho, todavía se usa, y no solo para las visitas turísticas, sino que también sigue siendo el recinto ideal para albergar espectáculos musicales y teatrales, e incluso deportivos, gracias a un graderío para unos 5.000 espectadores.
La verdad es que es algo de admirar teniendo en cuenta que el edificio cuenta con una antigüedad cercana los dos milenios, ya que se construyó entre la época de los emperadores Augusto y Vespasiano, en el siglo I de nuestra era, y por lo tanto es contemporáneo al famoso Coliseo romano.
Como es habitual en estos anfiteatros, se trata de un edificio de planta elíptica, cuyo eje más largo tiene 130 metros y el corto unos 105 metros. Su altura alcanza los 30 metros y se desarrolla en tres pisos, a lo largo de los cuales están representados los tres órdenes arquitectónicos clásicos de época romana, lo cual lo distingue de cualquier otra construcción. Así como también es única la presencia de cuatro torres.
Además también se conservan en la planta inferior y subterránea los pasos y estancias en las que estaban los gladiadores, fieras y todo lo necesario para este tipo de espectáculos antiguos. Unos espacios reconvertidos en la actualidad como museo.
De hecho podemos decir que el magnífico estado de conservación de este monumento, seguramente se deba a que está en uso. Y no solo en la actualidad. También en el pasado, ya que una vez que acabaron sus tiempos de gloria como escenario de luchas y espectáculos romanos, el recinto en la Edad Media sirvió por ejemplo para guardar ganado, pero también para celebrar ferias o torneos medievales. Es decir, que es un monumento que al mismo tiempo es una obra de arte y un reflejo del paso del tiempo y de los cambios culturales.