Anfiteatro de Arlés
Este monumento de época romana situado en la ciudad francesa de Arlés también es conocido como Las Arenas (Les Arenes, en francés). Se trata de un anfiteatro, similar y de la misma época constructiva que el que se haya en la vecina ciudad de Nimes. Y en ambos casos, lo que fue un recinto donde se celebraban espectáculos y luchas de gladiadores en los primeros siglos de nuestra Era, en la actualidad se han transformado en lugares donde se celebran festejos taurinos de los que en el sur de Francia hay una gran tradición.
La historia del Anfiteatro de Arlés comienza en el siglo I y se construye poco después que el Coliseo en Roma, con el cual tiene muchas similitudes constructivas. Si bien su tamaño es más reducido y aún así es considerable, ya que en su interior cabían hasta 20.000 espectadores. No obstante, no siempre ha sido un recinto para los espectáculos, ya que durante la Edad Media, el anfiteatro romano de Arlés se transformó en fortaleza, y en su interior se construyeron hasta 200 casas y hasta dos capillas para el culto religioso.
Tuvo que ser en el año 1825 cuando se decidió devolverle su aspecto original. Y fue una rehabilitación que impulsó el escritor Prosper Merimée famoso sobre todo por su novela que inspiró la ópera Carmen. Pero este personaje además de literato, también fue un personaje extraordinariamente culto que dominaba varios idiomas, tenía estudios en leyes y sobre todo era historiador y arqueólogo, razones por las que promovió la recuperación de Las Arenas de Arlés.
No obstante, tras aquella primera intervención en la recuperación del Anfiteatro no quedó un edificio todavía muy funcional, por eso en los últimos años se ha llevado a cabo una profunda restauración del monumento para acomodarlo a los nuevos usos actuales. Es decir, no ha sido una restauración en la que únicamente se ha tenido en cuenta recuperar su aspecto y los materiales originales, sino que se han llevado a cabo procesos de reconstrucción, para lo cual se han fabricado nuevas piezas de piedra, siempre con los criterios de compaginar la consolidación de la edificación y al mismo tiempo hacerlo con piedras extraídas de las mismas canteras que emplearon los romanos y trabajarlas con las mismas formas y diseños que las originales.
Es decir, visualmente se ve claramente lo que es más moderno y lo que es histórico, algo que siempre provoca cierta polémica. No obstante, eso no ha sido inconveniente para que el monumento forme parte de listado de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO, junto con otros restos romanos arlesianos como el Teatro antiguo o las Termas de Constantino. Además el Anfiteatro de Arlés, a su incontestable valor histórico le suma que él en sí mismo es un motivo de inspiración artística, ya que fue un lugar que pintó en varias ocasiones el pintor holandés Vincent Van Gogh durante su estancia arlesiana. Momento en el que creó algunas de sus obras maestras como Café de noche o La Casa Amarilla, por cierto lugares que en la actualidad forman parte de la Ruta Van Gogh por la ciudad.