Ksar de Ait Ben Haddou
A veces la arquitectura tradicional y popular es en sí misma una obra de arte, y más aún en los casos en los que sus formas han resistido el paso de siglos, e incluso se han convertido en referentes para otras construcciones posteriores. Así ocurre con la Ksar de Ait Ben Haddou en la zona sur de la cordillera del Alto Atlas en Marruecos.
En primer lugar habría que aclarar qué es un Ksar. Pues se trata de una especie de fortaleza (palabra que en español evolucionó en “alcázar”), pero que tras su tendido defensivo con murallas y torres esconce un grupo de casas, una Kasbah, que en este caso está compuesta por edificaciones realizadas con barro, o sea, con adobe. Todo ese grupo de viviendas se amontonaban en la zona intramuros del Ksar, algo lógico en el caso de Ait Ben Haddou, ya que se trata de una localización ubicada dentro de la antigua ruta de caravanas que provenían desde los territorios más desérticos del sur.
En Marruecos se conservan varios ksar a lo largo de esos caminos caravaneros, pero ninguno con las dimensiones y el buen estado conservación de esta, de manera que es el mejor ejemplo de este tipo de arquitectura histórica en el sur del país. Y no solo eso, sino que incluso ha sido declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
De todo el conjunto destacan las torres y el entramado urbano de estrechas callejas, y todo ello fue levantado en líneas generales a lo largo del siglo XVII. No obstante, la ciudadela estuvo aquí mucho antes, aproximadamente unos mil años antes. Ya que desde siempre Ait Ben Haddou fue un punto destacado en la ruta que llegaba a la ciudad imperial de Marrakech.
Esa ubicación le trajo prosperidad, y atrajo a mucha población. Es así como se comprende como en este remoto lugar puede haber esta población con construcciones palaciegas, así como una mezquita, un albergue para los caravaneros y un granero fortificado en la parte más alto para proteger las cosechas de sus moradores. Un esplendor que hoy se ha perdido evidentemente con los nuevos medios y rutas de transporte.
Sin embargo, la estupenda construcción en adobe se sigue manteniendo en pie en ese emplazamiento privilegiado. Artísticamente, de forma inmediata llaman la atención las torres almenadas. Unas torres que obviamente cumplían con una función de defensa y vigilancia, pero lo que no impidió que se ornamentaran con decoración de diseños geométricos y arcos ciegos, lo cual genera unos curiosos juegos de claroscuros por la acción tan fuerte del sol en estas latitudes.