Gran Palacio de Constantinopla
El palacio sagrado de Constantinopla o gran palacio de Constantinopla se trata de una de las construcciones más significativas de la arquitectura bizantina. Su construcción comenzaría en el siglo IV, en torno al año 330, y debió dilatarse en el tiempo hasta el siglo XI, en el año 1081. El promotor de tan megalómana obra no fue otro que el emperador Constantino quien pretendió levantar una residencia que no solo estuviese a la altura de su poder, sino que además pudiese ser utilizada por sus herederos en el futuro. Su construcción se ubicó en el centro neurálgico de la ciudad, entre el hipódromo y la catedral de Santa Sofía y en poco tiempo se convirtió en uno de los referentes de la cosmopolita ciudad de Constantinopla.
Aunque en la actualidad son escasos los restos que nos han llegado de esta fastuosa construcción, las fuentes documentales y sobretodo los restos arqueológicos hallados en la zona nos hablan de una construcción palaciega de unos veinte mil pies cuadrados, articulados por medio de pabellones y muy similar al conjunto palaciego de topkapi. En realidad el gran palacio resultaba más un laberintico conjunto de estancias que un palacio en sí. El acceso al conjunto se encontraba justo en frente de la fachada sur de Santa Sofía; desde este mismo lugar arrancaba además la calle principal de la ciudad conocida como la Mese.
El acceso se realizaba a través de la conocida como puerta de cobre o Chalke y tras esta se situaban las dependencias militares una especie de cuarteles para la guardia imperial, tras estos una estancia destinada a recibir a los invitados conocida como los diecinueve sofás que daba lugar al palacio de Dafne que en la época de Constantino se utilizó como los aposentos del emperador. Dentro del palacio destaca especialmente el octágono que debía ser la habitación principal de la casa. Conectando el palacio con el hipódromo se construyó la Kathisma.
La obra original resulto ampliada por los siguientes emperadores, así Justino II construyo el cuarto del trono y este fue de nuevo ampliado por Basilio I, el emperador Teófilo mando construir en la zona norte un nuevo pabellón conocido como Triconchos que se encontraba unido a la nueva iglesia que también había mandado construir Basilio I.
Si bien es cierto que hasta el siglo XII el palacio sagrado de Constantinopla se utilizó como principal centro administrativo de la ciudad y residencia imperial, a partir de esta época fue sustituido por el palacio de Blanquerna. El conjunto fue saqueado durante la cuarta cruzada en el saqueo de Constantinopla y aunque posteriormente algunos emperadores siguieron utilizando el conjunto, en realidad nunca pudieron mantenerlo adecuadamente.
En la década de los sesenta del siglo XIII ya encontramos noticias acerca de su estado pésimo de conservación y durante el siglo XV acabo en ruinas hasta que finalmente fue demolido en el segundo imperio romano durante la reconstrucción de la ciudad de Constantinopla. En la actualidad la ruinas del palacio no se han excavado completamente de hecho solamente se ha destapado un cuarto del conjunto total.