La Koutoubia de Marrakech
La mezquita Koutoubia se encuentra en el propio corazón de la medina de Marrakech, y es uno de los grandes templos musulmanes de toda la arquitectura almohade. De hecho, su alminar sirvió de modelo para otros alminares posteriores, tanto en el propio Marruecos, como en España, donde la torre de la Giralda, antes de transformarse en el campanario de la catedral de Sevilla, sería similar a este alminar.
Sin duda, la torre es el elemento más destacado de esta mezquita que se levantó en el siglo XII. Es una torre que alcanza prácticamente los 70 metros de altura, lo que la convierte en la edificación más alta de Marrakech, y hasta por ley está prohibido construir edificios que la superen en altura. Esta torre tiene seis pisos unidos mediante rampas. Y en la parte más alta se observa una balaustrada almenada. También en la parte más alta se observan cuatro bolas como en otros muchos alminares musulmanes, pero en este caso se cuenta que en principio fueron de oro, algo más que destacado sabiendo que la mayor de estas bolas tiene 2 metros de diámetro.
No obstante, respecto a eso cuatro bolas hay varias leyendas. Una dice que originalmente solo habría tres, representando el mundo terrenal, el celestial y el espiritual. Pero Al Mansur añadió una cuarta de oro, fundiendo para ello todas sus joyas, en un acto de penitencia tras romper el ramadán comiéndose tres uvas.
No es eso lo único que no ha llegado hasta nuestros días, ya que se ha perdido gran parte de su ornamentación externa a base de mosaicos y pinturas a lo largo de la torre, aunque sí que se conserva una banda de azulejos de color verde en su parte alta.
Originalmente, esta mezquita era conocida por su amplia biblioteca, de hecho, su nombre se podría traducir como “mezquita de los libros”. Y además en el exterior se colocaban cientos de puestos de vendedores de libros, que por entonces obviamente eran manuscritos.
En aquellos tiempos, el interior de la mezquita tenía 17 naves y ocupaba una superficie de 60 x 90 metros, lo que hacía que a mediados del siglo XII fuera uno de los mayores templos de todo el Islam. Y eso sin contar el patio que tiene dos pórticos.
Esta obra se inició en el año 1141 bajo el gobierno de Abd Al Munin, pero él no la vio acabada, ya que se terminó con el mandato de Yusuf Yaqub Al-Mansur, en el 1158. Antes había una mezquita de la dinastía berber en el mismo emplazamiento, pero los almohades quisieron transformarla en un espacio regido por la sobriedad, como la que se sigue respirando hoy en día en el gran templo marraquechí.