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Torre Hassan de Rabat

Publicado por A. Cerra

Torre Hassan de Rabat

El origen de esta gran torre en la ciudad de Rabat, capital de Marruecos, se remonta a finales del siglo XII, a los tiempos del sultán almohade Yaqub al-Mansur, que reinaba tanto en parte de norte de África como en la zona de Al-Andalus. la parte de España bajo dominio musulmán.

Aquel poderoso gobernante disfrutaba de un periodo de prosperidad, y quiso plasmar todo su poder y prestigio construyendo una grandiosa mezquita en Rabat. Un gran templo que compitiera en tamaño con la Gran Mezquita de Al-Mutawakkil en Samarra, en territorio del actual Iraq.

Sin embargo, nunca llegó a concluir su proyecto, y las obras fueron abandonadas justo tras su temprano fallecimiento en 1199. De esta manera, de aquel sueño tan solo ha llegado hasta nuestros días la torre que iba a ser el alminar de la mezquita, que por cierto tampoco se llegó a concluir, ya que alcanza una altura de 44 metros, cuando se pretendía que superara los 80.

Y también han resistido el paso de los siglos casi dos centenares de gruesas columnas levantadas sobre un suelo marmóreo y que sustentarían la cubierta de la sala de oraciones de la mezquita. Ahí se pretendía que pudieran entrar unos 20.000 fieles, algo que no tenía nada que ver con el diminuto tamaño de Rabat en esa época.

Todo ello en la actualidad es un amplio monumento al aire libre en el corazón de la capital marroquí, y también se ha convertido en el espacio elegido para el mausoleo de algunos de sus últimos gobernantes.

Sin duda, incluso inacabada la torre es espectacular y presenta todos los rasgos identificativos de la arquitectura y la ornamentación almohade. Por ello es fácil relacionarla con otros alminares más o menos contemporáneos como el de la Mezquita Koutoubia de Marrakech, o con los orígenes musulmanes de la Giralda, convertida con el paso del tiempo en el campanario de la Catedral de Sevilla.

La Torre Hassan desde la lejanía nos puede parecer que está construida con ladrillo. Pero no es así, se levantó a base de piedra arenisca rojiza. Como ocurre con otras construcciones similares, en realidad, se trata de una doble torre, una dentro de otra para generar un espacio hueco donde ubicar las escaleras. No hay que olvidar que los alminares tienen la única función de que el almuédano o muezzin pueda subir hasta la parte más alta para convocar desde ahí a los musulmanes a la oración, algo que el rito musulmán obliga a hacerlo cinco veces al día. Teniendo en cuenta esa frecuencia y la gran altura que iba a alcanzar este minarete, aquí no se construyeron escaleras angostas, sino unas amplias rampas que le permitieran al almuédano subir hasta arriba a caballo. Además tales rampas facilitaban la propia construcción de la torre.

Hoy en día todo este conjunto está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.