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Mezquita de Hassan II

Publicado por A. Cerra

Mezquita de Hassan II en Casablanca

A finales del siglo XX, concretamente en el año 1993, se inauguró la Gran Mezquita Hassan II en la ciudad marroquí de Casablanca. Una construcción que lleva el nombre del rey que la promovió y que fue diseñada por el arquitecto francés Michel Pinseau, que sin duda en su realización contó con todos los medios posible para levantar una obra increíble.

Comenzando por su propio emplazamiento a orilla del océano Atlántico. Sobre un espolón de tierra que parece emerger de las aguas, y que se aprovechó para hacer referencia al verso del Corán en el que se dice: “El trono de Dios se erigió sobre las aguas”.

Pero llama la atención por más motivos. Comenzando por su descomunal tamaño, ya que cuando se acabó solo le ganaba en dimensiones los grandes templos de La Meca y Medina. Aunque su minarete, que supera los 200 metros de altura si era entonces el más alto del mundo, y precisamente desde su punto más alto se lanza un rayo láser que indica a los fieles musulmanes la dirección hacia la que orar, o sea, donde se halla La Meca.

Impresiona el tamaño de la obra, y más aún conforme uno se acerca a ella y se puede ver la calidad de todos los materiales empleados y el mimo que pusieron en su trabajo miles y miles de trabajadores. Por eso no es extraño que el templo también sea una auténtica atracción turística, y de hecho los no musulmanes pueden acceder a ella, eso sí pagando una entrada y yendo en una visita guiada.

Así es como se puede apreciar su enorme sala de oraciones, donde con solo 78 pilares para sostener la cubierta de madera, se cubre una superficie en la que tienen cabida más de 20.000 personas.

Todo aquí es un derroche de suntuosidad. Desde las fuentes de mármol donde lavarse hasta los suelos marmóreos que son auténticos mosaicos de formas geométricas, los azulejos y estucos de las paredes, o las celosías que tamizan la luz que entra por las ventanas.

Sin duda todo plasma el mejor de los refinamientos de las artes decorativas de la tradición de Marruecos, aunque al mismo tiempo es una obra muy moderna, y en su diseño no se repararon en gastos para tener en cuenta medidas como resistir a terremotos de cierta intensidad, o que el suelo esté calefactado para el confort de los fieles. E incluso hay una parte de su techo que es retráctil.

Además de que el conjunto monumental incluye otras estancias como un biblioteca, un museo, salas de reuniones y por supuesto una madrasa, o escuela coránica.