Torre de Gálata en Estambul
El patrimonio de Estambul es de lo más variado y siempre de enorme calidad y valor. Aquí os hemos hablado en post anteriores de sus tesoros bizantinos como la Basílica de Santa Sofía, de sus magníficas mezquitas como la Azul o de sus palacios de diversas épocas como el de Dolmabahce. Y hoy ha llegado el momento de hablar de otro tesoro monumental y uno de los más antiguos de la ciudad más importante de Turquía: la Torre de Gálata.
La Torre de Gálata se levanta en un punto elevado de la orilla europea de la ciudad. A esa elevación natural debemos sumarle la altura de la construcción que supera los 60 metros. Ahí radica el origen y la importancia del monumento, ya que desde sus orígenes fue un lugar con una excelente panorámica sobre las aguas del Cuerno de Oro y la entrada al Estrecho del Bósforo, además de gran parte de la ciudad.
Inicialmente hubo una torre anterior que servía como faro. Se levantó en el siglo V, en época el emperador bizantino Anastasius. Pero se hizo de madera, lo cual siempre facilita los accidentes e incendios. Por eso la Torre de Gálata que vemos actualmente se debe en su mayor parte a la construcción en piedra que hicieron los genoveses en el siglo XIV, ya que estos italianos estaban asentados en esta zona de la ciudad y la construyeron para cuidar de sus intereses comerciales.
Fueron ellos los que hicieron la torre circular con unos muros pétreos de enorme espesor, ya que superan los 3,5 metros en su parte más baja. Si bien el grosor de los muros desciende en altura, y en la parte más alta apenas tienen 20 centímetros.
No obstante, ellos no fueron los que le dieron el aspecto definitivo a la Torre de Galata. Hay que recordar la conquista de Constantinopla del año 1453 por parte del imperio Otomano. Eso supuso que la torre se iba a transformar en prisión y también almacén. E igualmente se incorporó el remate cónico que aparece en su cúspide, ya que semejante mirador no fue desaprovechado para seguir siendo una torre de vigilancia sobre el entorno.
En definitiva, que como podemos ver esta Torre de Gálata quizás no sea la mayor obra de arte del inmenso patrimonio que atesora Estambul. Pero es innegable el valor histórico que posee, ya que se trata de una construcción que plasma gran parte de la historia de esta ciudad. Y desde luego la materialización de la historia es uno de los elementos que caracterizan a las mejores obras de arte, porque no todo se basa en la belleza.