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Mezquita de los Sesenta Pilares de Bagerhat

Publicado por A. Cerra

Mequita de los Sesenta Pilares

La Mezquita de los Sesenta Pilares es una de las más antiguas que se conservan en todo el territorio de Bangladesh, y desde luego es la gran joya del conjunto monumental de la antigua Bagerhat, una ciudad que se construyó allá por el siglo XV, por impulso de Kahn Jahan, gobernante de la zona a las órdenes del sultán de este territorio. Y además era un hombre profundamente religioso, motivo por el cual en esta vieja ciudad se construyeron numerosas mezquitas. Están la Mezquita Anarkha, la Mezquita Chillakhan y Sona o la Mezquita de las Nueve Cúpulas, entre otras muchas. Ya que se llegaron a construir hasta 360. Un cantidad espectacular, y más aún sabiendo que se hicieron sobre un territorio fanganoso en el delta del río Ganges, donde se desarrolla un manglar que puede ser impenetrable.

Pues bien, de todo ese conjunto lo más espectacular es la Mezquita de los Sesenta Pilares, también conocida como Shat Gombuj Masjid. Y como en el resto de construcción de Bagerhat, se trata de un templo edificado con barro, y que tiene unos muros muy gruesos que superan los 2 metros de grosor. Con ellos se levantó una superficie de 49 x 33 metros, en la que se invirtieron unos 17 años de obras.

Por supuesto en su interior se descubren los 60 pilares, sin embargo desde el exterior se pueden contar hasta 81 cúpulas, incluyendo las cuatro que culminan las cuatro torres de sus esquinas.

En el interior, los pilares sirven de asiento a un entrelazado de arcos. Y en líneas generales podemos resultar que el resultado es el de un edificio con escasa luz. Algo que quizás podía cuadrar con su uso de ceremonias religiosas, pero no con su función como lugar de enseñanza coránica, ya que también sirvió como madrasa.

En la actualidad este templo y todo el conjunto de la ciudad-mezquita de Bagerhat está catalogado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, es un lugar gravemente amenazado, en especial por el territorio donde se asentó, en el que son habituales las inundaciones, así como las filtraciones del terreno.

Sin embargo parece casi milagroso que haya resistido el paso de los siglos, porque tras el fallecimiento de Kan Jahan Ali, cuyo sepulcro también forma parte del conjunto, la ciudad se fue abandonando poco a poco, y quedó casi engullida por la vegetación. Aunque desde el siglo XIX y posteriormente se ha hecho muchos esfuerzos para mantenerlo todo en pie y que incluso sea visitable.