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Palacio Carignano, Guarino Guarini

Publicado por Laura Prieto Fernández

El palacio Carignano es actualmente uno de los monumentos más visitados de Turín, Italia. Se trata de un palacio urbano realizado en estilo barroco por el arquitecto Guarino Guarini que en 1997 fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

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A lo largo del siglo XVII se pueden diferenciar dos tipologías diferentes en las construcciones palaciegas, ambas heredadas del renacimiento. Por un lado nos encontraríamos con las tradicionales villas situadas a las fueras de la ciudad como un lugar de recreo y por el otro, los palacios que quedaban integrados dentro de la urbe. Es precisamente dentro de este segundo tipo donde debemos situar el palacio Carignano. Normalmente este tipo de construcciones en Turín se adosaban a otras edificaciones colindantes pero por primera vez esta magnífica residencia ocupará una manzana entera.

En 1670 Manuel Filiberto de Saboya, príncipe de Carignano, encargó a Guarino Guarini la realización de una residencia urbana acorde al poder que sustentaba. Guarini (1624 – 1683) fue un sacerdote, arquitecto y matemático que desarrolló su trabajo en diferentes ciudades europeas y que se ha convertido en una de las principales figuras del barroco en la zona del Piamonte.

El proyecto se dilató en el tiempo y las obras no comenzaron hasta 1679. El arquitecto planteó una edificación atípica alejada de las consolidadas normas de estilo barroco; se utilizó por primera vez en una edificación civil la planta ovalada que años ante Bernini había propuesto para la realización del palacio del Louvre y que hasta entonces había quedado restringida a las construcciones de tipo religioso.

En el interior se ha eliminado el tradicional patio que servía para distribuir los espacios, en cambio se ha utilizado un amplio zaguán del que arrancan las dos alas del palacio. Pero quizás lo más llamativo de toda la construcción sea su exterior.

En la fachada principal se ha utilizado el ladrillo, no solo como un elemento constructivo sino también decorativo lo que pone de manifiesto la influencia de la arquitectura de Borromini en el constructor barroco y su intención de incorporar en Turín las formas de la arquitectura de la Toscana. La estructura está determinada por un juego de curvas y contra – curvas que otorgan dinamismo al conjunto y crean un potente contraste entre las luces y las sombras de la fachada principal. En el cuerpo ondulante de la fachada el artista ha sustituido las columnas o pilares más habituales por cuerpos rectangulares y salientes que se decoran con motivos estrellados típicos de la tradición hispanoárabe.

En la primera mitad del siglo XIX el palacio Carignano fue cedido al Estado y desde entonces pasó a albergar el Parlamento Italiano. En la década de los sesenta el palacio se quedaba demasiado pequeño para albergar a todos los diputados por lo que se llevaron a cabo importantes obras de ampliación y se construyó una fachada lateral en mármol y piedra blanca obra del arquitecto Giuseppe Bollati.

En la actualidad el palacio alberga uno de los museos más destacados de toda Italia, el Museo del Resorgimento dedicado a la unificación del territorio italiano.