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Palacio Episcopal de Astorga, Gaudí

Publicado por Laura Prieto Fernández

El palacio Episcopal de Astorga es una de las pocas obras que podemos encontrar fuera de Cataluña realizadas por el célebre arquitecto modernista Antonio Gaudí. La obra dataría de entre 1889 y 1915 y se levantó en las inmediaciones de la catedral de la villa leonesa de Astorga.

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Astorga contaba desde hacía varios años con un imponente palacio episcopal que fue completamente destruido en un incendio. Así el obispo de la villa Joan Baptista Grau i Vallespinós, amigo y vecino de Reus como el arquitecto, encargó a Gaudí la construcción de un nuevo palacio que se adecuase a las necesidades de su cargo. Por aquella época el arquitecto modernista estaba sumido en múltiples trabajos realizando los planos de la Sagrada Familia o el parque Güell lo que supondría una auténtica demora en los proyectos del obispo Grau. Así Gaudí decidió comenzar el proyecto sin visitar ni siquiera el lugar de la construcción y trabajando a partir de las descripciones y fotografías enviadas por su amigo.

Gaudí utilizó en la construcción el Palacio Episcopal un estilo neogótico con continuas alusiones a la estética medievalista; de hecho en esta época se podía apreciar en toda Europa un auge por la recuperación de los estilos históricos pasados, los famosos Revivals. La construcción fue realizada en piedra granítica de color gris extraída de las canteras de Bierzo.

De las cuatro fachadas con torreones que presenta el exterior del edificio destaca la fachada de acceso con una gran espacio circular y porticado que se conforma con grandes arcos abocinados sustentados por pilares inclinados típicos de la arquitectura gaudiniana. El pórtico se cubrió con cúpula semiesférica y sobre éste destaca un gran balcón que pertenece al piso noble. Sobre él Gaudí había planeado colocar un inmenso ángel de cinco metros que nunca llegó a esculpirse. Del resto de la estructura exterior destaca el foso que recorre el perímetro de la construcción y los grandes torreones semicirculares que se adosan a cada una de las fachadas y rematan en puntiagudos chapiteles. Uno de los torreones es más grueso que los demás ya que en su interior se alberga a escalera que conecta las diferentes plantas del edificio.

El edificio se compone de cuatro plantas distintas y dos entresuelos. En primera planta se encontrarían los sótanos cuya planta fue modificada por Gaudí en el último momento pasando de ser una planta compartimentada a un espacio diáfano. En el primer piso destacan los gruesos pilares que sustentan gruesos arcos ojivales y bóvedas de crucería; en este espacio se ha utilizado el barro cocido para remarcar los nervios de las bóvedas de manera que el espacio adquiere un llamativo colorido con la bicromía entre el ladrillo y la piedra.

La planta noble era destinada a las dependencias del obispo y en ella destaca un preciosista conjunto de vidrieras que tiene una fuerte influencia de la vecina Catedral de León y de la Saint Capelle de Paris. Quizás sea en esta zona donde más se desvirtuó tuvo el proyecto original del arquitecto modernista ya que él había proyectado espacios más amplios y menos diferenciados.