Puente Colgante de Vizcaya
Posiblemente en el momento que se construyó este puente no se considerara como una obra de arte. Sin embargo con el paso de los años el Puente Colgante o Transbordador de Vizcaya no sólo se tiene en cuenta como una gran obra de ingeniería y arquitectura de finales del siglo XIX, con un más que destacado valor social y económico en la actualidad, sino que además es un excelente ejemplo del arte arquitectónico de aquel momento. Tanto es así que esta obra forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
El puente fue inaugurado en julio de 1893 durante el periodo de la regencia española de la reina María Cristina de Borbón (1885 – 1902). Y nació como una importante infraestructura que sirviera para unir las dos orillas de la ría de Nervión, prácticamente a la altura de su desembocadura en el mar Cantábrico. Ya que se encuentra en las proximidades de la ciudad de Bilbao, donde hubo importantes astilleros navales que debía salir desde la ciudad hasta el mar, y por eso se tenía que construir un puente de gran altura que no impidiera la navegación. Y aún hoy sigue en uso uniendo todos los días con cientos de viajes las dos orillas, pasando por él tanto pasajeros como vehículos que van de la población de Portugalete a Getxo y viceversa.
La obra fue diseñada por Alberto Palacio y Elissage, quién también es el artífice del Palacio de Cristal del Parque del Retiro en Madrid. Y además fue un arquitecto muy amigo del francés Gustave Eiffel quién por aquellos años estaba proyectando su famosa torre en París, sin duda la obra culmen de este tipo de arquitectura en hierro.
Cuando se construyó este transbordador se convirtió en el primer puente colgante realizado íntegramente con una estructura metálica. Y desde su inauguración ha funcionado prácticamente de forma ininterrumpida, salvo cortos periodos de parón durante los años de la Guerra Civil española y unas breves obras de restauración en el año 1999.
Con él se inauguró una larga saga de este tipo de infraestructuras, de las que en la actualidad tan sólo quedan unos pocos en uso. Concretamente el puente de Rochefort en Francia, el de Newport en Gran Bretaña, el de Osten en Alemania y el argentino de La Boca en el barrio del mismo nombre en Buenos Aires.
Por lo tanto el Transbordador de Vizcaya es todo un hito arquitectónico e ingenieril, y no sólo por sus más que considerables dimensiones, ya que alcanza los 160 metros de longitud y una altura que supera los 60 metros. Si no también por recibir el ya citado galardón de ser Patrimonio de la Humanidad en el año 2006, momento en el que pasó a ser el primer elemento histórico y artístico que recibía semejante categoría en todo el País Vasco y siendo también la primera obra de carácter de arquitectura industrial con tal reconocimiento.