Puente de la Bahía de Sidney
El Puente de la Bahía de Sidney junto a la espectacular y vecina Casa de la Ópera siempre han sido dos de los símbolos de modernidad de esta ciudad y de todo el territorio australiano.
El puente tardó 8 años en construirse, desde 1924 a 1932. Pero el resultado fue espectacular, con un trazado que supera los 1.100 metros y una enorme altura de casi 50 metros sobre el agua, lo cual permite la navegación de ciertos buques. Y todavía queda más arriba el gran arco que le da su perfil inconfundible. Un arco de acero que incluso se puede recorrer caminando desde hace unos años, de hecho este vertiginoso paseo se ha convertido en una de las grandes atracciones turísticas de Sidney.
El puente resiste un incesante tráfico día y noche, y es que es practicable tanto en tren como en coche por varios carriles. Sin olvidar el paso para peatones y el carril bici para los ciclistas.
El material principal de la construcción es el acero. Aunque en el caso de los cuatro pilares ubicados en las orillas y concebidos por el arquitecto escocés Thomas S. Tait, se empleó la piedra granítica. Por cierto unos pilares enormes de casi 90 metros de alto que dan una consistencia brutal al puente que tiene que salvar aquí un vuelo de 500 metros entre ambas orillas.
El arquitecto que diseñó esta maravilla de la historia de la arquitectura y la ingeniería fue J. J. C. Bradfield, quien lo proyectó antes de que se promoviera un concurso internacional para llevar a cabo su construcción. Una obra muy costosa, tanto en mano de obra, con el trabajo de unos 1.400 hombres (16 de ellos fallecieron en accidente durante las obras), y toneladas y toneladas de material. Solo en acero hay unas 53.000, de las que casi un 80% corresponden al arco.
Lo cierto es que como decimos en la actualidad y casi desde su construcción, el Puente de Sidney es un referente, tanto que en su momento fue tanto el más largo como el más ancho del mundo en su género. Sin embargo, no siempre se pensó en hacer esta construcción. Desde comienzos del siglo XIX se planteó la unión de estos lados de la bahía, pero durante mucho tiempo se consideró la viabilidad de horadar un túnel. Sin embargo, y por fortuna para la ciudad finalmente se optó por el puente, si bien la idea se fue fraguando sin tener fondo para ejecutarla. Hasta que finalmente, una vez acabada la Primera Guerra Mundial, se acometió el proyecto de una manera decidida. Aunque como decíamos todavía faltaba mucho para su consecución. Es decir que fue un proyecto que se dilató enormemente en el tiempo por sus costes, por su complejidad, por sus dimensiones y por el simbolismo que finalmente se le consiguió dar, tanto que es una de las imágenes referentes de Australia.