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Sainte Chapelle, París

Publicado por Laura Prieto Fernández

La Sainte Chapelle nació como una capilla relicario es decir, un lugar donde albergar reliquias. Fue mandada construir por el rey Luis IX de Francia, quien tenía grandes aspiraciones religiosas que le llevaron incluso a participar en varias cruzadas. En uno de sus viajes el rey logró adquirir una de las reliquias más importantes de la cristiandad: la corona de espinas con que fue martirizado Jesucristo, a ésta se unieron otras reliquias que poseía el monarca como un pedazo de la Vera Cruz, la esponja, parte de la lanza de Longinus… Cuando las reliquias llegaron a Francia el rey las depositó en la Capilla de San Nicolás, que se encontraba en su propio palacio, hasta disponer de un edificio adecuado.

La Saint Capelle se construyó como un gran relicario digno de albergar tan valiosas reliquias. Fue construida entre 1442 y 1448 por el arquitecto Pierre de Montreuil. Si bien es cierto que no se trata de un edificio de grandes proporciones el breve plazo en el que se hizo la construcción, nos permite hacernos una idea de la importancia que esta obra tenía para el monarca francés.

Sainte Chapelle

Estilísticamente pertenece al gótico radiante, una etapa en la que la luz se convierte en el elemento central de las construcciones. Es una luz simbólica y en torno a ella se disponen todos los elementos constructivos y decorativos, la Sainte Chapelle es un magnífico ejemplo de arquitectura radiante ya que en ella la luz es la protagonista indiscutible de toda la construcción.

La capilla consta de dos niveles. La planta inferior se dedica a la Virgen y era una zona de acceso público. El espacio se configura como una planta de salón dividida en tres naves longitudinales, con la central de mayor anchura. Las finas columnillas que actúan como soporte, proporcionan ligereza al conjunto y sostienen una exquisita bóveda de crucería cuyos terceletes aparecen decorados con la flor de lis sobre un fondo azul intenso.

En las columnas podemos diferenciar dos grupos según su decoración: las columnas azules se decoran con la flor de lis, símbolo de los Borbones, mientras que el grupo de las columnas rojas lo hace con pequeños castillos de oro, símbolo de la corona de Castilla, ya que la madre del monarca era Blanca de Castilla.

Esta zona inferior resulta fundamental en la construcción ya que permite sustentar el piso superior y aliviar gran parte de los empujes de éste.

El piso superior se configura como un espacio unitario, de una sola nave y tendría un carácter privado reservado a la corte real. El paramento es casi inexistente en este nivel, los muros han sido sustituidos por enormes vidrieras separadas por finas columnillas que otorgan unidad al conjunto.

Las vidrieras de la nave se dividen en cuatro lancetas y se rematan en la zona superior con un pequeño rosetón sixlobulado y dos rosetones cuatrilobulados. Mientras que las vidrieras del ábside son algo más alta y estrechas que las de la nave y se configuran con dos lancetas y tres trilóbulos.

En las vidrieras se representa escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, desde la creación del hombre a la Resurrección de Cristo. Los colores predominantes en todo el conjunto son el azul, rojo y amarillo, y la luz confiere al espacio un aspecto unitario e intimista pero sobre todo espiritual.

Las reliquias que albergaba la Sainte Chapelle se perdieron tras varios asaltos sufridos a lo largo de la Revolución Francesa.