Villa Giulia, Vignola
En la época Renacentista el florecimiento de las ciudades dio paso a la construcción de castillos urbanos por parte las capas altas de la sociedad, estos palacios en el centro de la urbe fueron perdiendo paulatinamente importancia a medida que los nobles optaban por alejarse del ajetreo de la ciudad y levantar cuidadas villas de recreo en las afueras de las ciudades donde poder retirarse para disfrutar de la tranquilidad del campo.
La obra que hoy comentamos, la Villa Giulia, es una de esas construcciones de recreo en la que hoy y desde la segunda mitad del siglo XIX se encuentra el Museo Nacional Etrusco con una amplia colección de piezas prerromanas halladas en la región de Umbría o del Lazio. La villa fue mandada construir a mediado del siglo XVI, las obras se llevaron a cabo entre los años 1551 y 1553 por orden del Papa Julio III. El pontífice encargó su diseño y construcción a uno de los arquitectos más destacados de la época en la construcción de villas de recreo Vignola.
Jacopo Vignola (1507 – 1573) es uno de los arquitectos más destacados de la estética manierista. Formado como aprendiz en el taller de Peruzzi, Vignola trabajó para algunos de los comitentes más destacados de su tiempo adquiriendo su obra gran fama ya en vida. A lo largo de su carrera trabajó junto con otros grandes arquitectos y en su obra se puede ver la influencia de la estética clasicista más purista.
El diseño original de la villa fue creado por Vignola sin embargo otros elementos como por ejemplo los jardines son obra del arquitecto Bartolomeo Ammanati; a su vez Giorgio Vasari supervisaba cuidadosamente toda la construcción y diferentes artistas trabajaron en la decoración del recinto.
Siguiendo su carácter de villa suburbana, la Villa Giulia representa un puente de unión entre el mundo rural y el mundo urbano, este concepto tan arraigado en las villas de recreo manierista se plasma en esta ocasión a través de una doble entrada al recinto. Una de estas entradas estaría destinada a la zona campestre mientras que la otra era la entrada urbana; ésta se configura con una fachada rectangular cuyo acceso se realiza a través de un arco de triunfo almohadillado en granito que destaca sobre el resto de la fachada, el triple arco cuenta con columnas y pilastras dóricas mientras que las esquinas de la fachada se rematan con pilastras del mismo orden.
En planta la Villa Giulia presenta un eje longitudinal encabezado por el acceso principal que da paso a un paraninfo semicircular poco iluminado que actúa como nexo de unión entre la entrada y los espacios principales de la villa. Posteriormente la galería y el patio principal que sirve de eje estructurador de todo el conjunto. Para completar el espacio se creó un ninfeo que otorga una visión en altura de los jardines y las tierras circundantes y por último un nuevo espacio ajardinado, esta vez con planta cuadrangular que se abre hacia las tierras de cultivo.