Villa Lante
A lo largo del siglo XVI florecieron en Italia un buen número de construcciones de recreo alejadas de la agitación que se vivía en las ciudades, las grandes construcciones palaciegas que había florecido a lo largo de los siglos XIV y XV en las ciudades dieron paso a estas villas de recreo en las que la arquitectura se fundía con la naturaleza. En este sentido, florecieron en esta época dos corrientes arquitectónicas diferentes en cuanto a la concepción de las villas, por un lado algunos autores como Palladio plantearon la autonomía de naturaleza y arquitectura, otorgando igual importancia a una que a la otra y mostrando gran autonomía entre los dos espacios; esta concepción queda patente en algunas de sus obras más conocidas y destacadas como Villa Capra. Sin embargo y en esta misma época, también proliferó otra tendencia, la de supeditar la arquitectura al entorno natural que rodea la construcción tal y como podemos apreciar en la obra que aquí nos ocupa, La Villa Lante diseñada por Vignola.
El espléndido jardín que rodea la Villa Lante la ha convertido en una de las villas más insignes de todo el manierismo italiano y completamente diferente de otras villas cercanas, en las inmediaciones de la Villa Lante se levanta la Villa Farnese también diseñada por Vignola pero que poco o nada tiene que ver con el proyecto de Lante.
En origen la villa fue mandada construir en el año 1566 por el cardenal Gianfrancesco Gambara a modo de pabellón de caza en el bosque que hoy forma parte del conjunto de la villa, a la muerte de Gambara el terreno fue adquirido por el sobrino del papa, el cardenal Alesandro Peretti que encargó al artista continuar con las obras hasta completar el conjunto. Sin embargo el nombre de la villa viene dado por su tercer propietario, el Duque de Bomarzo que adquirió la villa y sus terrenos en el siglo XVII.
En el proyecto original, la villa con sus jardines se levantaba sobre una ladera en dirección norte a sur y el proyecto se vertebraba a partir de un eje axial que recorría toda la ladera y las cuatro terrazas en las que se organizó el jardín. En cuanto a la arquitectura consta de dos pabellones prácticamente idénticos encargados por los dos primeros propietarios; son palacetes de planta rectangular y dos pisos de altura, el piso bajo almohadillado y con arcadas de medio punto que sostiene el piso noble en el que se abres tres vanos de medio punto en cada uno de los lados de las fachadas.
Pero si por algo ha pasado a la historia este singular palacete es por su espectacular concepto de los jardines –muy al estilo de los jardines franceses- en los que se logra aunar escultura, naturaleza, agua y arquitectura sin igual. La hidráulica corrió a cargo del ingeniero Tommaso Ghinucci quien hizo un espectacular trabajo; el agua es el hilo conductor a través de las cuatro terrazas y un elemento simbólico de ascensión espiritual.