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Villa Madama, Rafael

Publicado por Laura Prieto Fernández

A lo largo de la historia del arte se pueden estudiar grandes artísticas que crearon imponentes esculturas o fabulosas pinturas o incluso arquitectos que han pasado a los anales de la historia. Sin embargo, también existe un pequeño y reducido número de hombres que destacaron en varias disciplinas artísticas de modo que su grandiosidad queda igualmente plasmada en una escultura, que en una pintura o en una obra arquitectónica. Prueba de ello, es la obra que hoy analizamos, una arquitectura del que sin lugar a dudas es uno de los pintores más reconocidos de la época renacentista, Rafael de Sanzio o Rafael de Urbino.

El artista es reconocido por formar parte de la conocida triada renacentista junto con hombres tan destacados como Leonardo da Vinci o Miguel Ángel Buonarroti, son mundialmente conocidas sus pinturas en las Estancias Vaticanas, así como sus composiciones en torno a la Virgen con el Niño, las conocidas como Madonnas de Rafael. Pero como buen humanista de su tiempo Rafael cosechó grandes éxitos en otros campos y además de ser teórico del arte y pintor, llevó a cabo importantes obras de arquitectura como la obra que aquí analizamos, Villa Madama.

A lo largo del siglo XVI, las villas de recreo se pusieron de moda entre los aristócratas italianos, lejos quedaban ya los ecos de los palacios urbanos y más lejos aún los antiguos castillos medievales; con las villas se pretendía unificar el palacio renacentista con el entorno natural y éste levantado por Rafael en 1520 es la primera villa construida en Roma, concretamente en las faldas del Monte de Mario. En principio se trató de un encargo del cardenal Guilio de Médicis, que más tarde pasaría a la historia como el Papa Clemente VII, aunque posteriormente lo heredase Alejandro de Médicis y lo destinara a vivienda de su esposa Madama de Austria o Margarita de Parma y de ahí su denominación como Villa Madama.

Rafael concibió la obra como si de unas termas romanas se tratase, o al menos su espacio interior así lo refleja. La edificación se articula en torno a dos pasillos transversales que se cruzan y dividen el espacio en salas contiguas. En los extremos de la planta grandes pilares que se articulan para desarrollar bóvedas al exterior.

El planteamiento original de Rafael era una gran villa que se articulaba en torno a un gran pato ovalado y central, con espacio cubiertos por altísimas bóvedas y otros destinados a cuadrigas de caballos e incluso un teatro; sin embargo, el artista falleció antes de completar la obra y unos años después el Saco di Roma hizo que las obras se paralizasen y no se retomaran hasta años después con un proyecto mucho más modesto que el diseño original de Rafael.