Apolo Veyes
Durante muchos años la cuenca del Mediterráneo fue un auténtico hervidero cultural donde los distintos pueblos entraron en contacto unos con otros desprendiéndose de ello grandes influencias. De esta manera parece lógico pensar como en el mundo del arte algunas de las características cultivadas por unos de ellos estén presentes en obras ejecutadas por los otros, así por ejemplo la obra que aquí analizamos se trata de una escultura etrusca pero en ella también podemos encontrar algunas características de las obras escultóricas de estilo griego.
En esta ocasión nos encontramos ante una escultura exenta conocida como Apolo Veyes pero aunque ahora la analicemos de manera individual en origen debió de tratarse de un grupo escultórico aún mayor que representaba uno de los Doce trabajos de Hércules. Según la mitología griega el tercer trabajo al que el héroe tuvo que hacer frente fue capturar a la Cierva Cerinea que tenía la cornamenta de oro y a la Artemisa había tratado de capturar sin exitosa para que tirase de su carruaje. En el conjunto escultórico completo, hoy por desgracia perdido, el Apolo Veyes parecía avanzar hacia Hércules quien se afanaba por sujetar a la cierva.
La pieza estaba realizada en terracota coloreada aunque hoy la pigmentación –al igual que los brazos- se ha perdido. En cuanto a su datación los expertos aseguran que debía de datar entre los años 550 y 520 a. C. pudiendo encuadrase dentro del estilo etrusco tardío o jónico internacional.
La escultura sigue los mismos principios que las obras griegas de la época arcaica, así apreciamos la simetría en su cabello que recogido en trenzas cae a ambos lados de su cabeza. Los ojos son almendrados, con la nariz recta y en su rictus se aprecia una ligera sonrisa. Sin embargo es el cuerpo en donde la pieza adquiere mayor naturalismo y movimiento: mientras el brazo izquierdo cae al suelo el derecho avanza para alcanzar a sus compañeros. Aparece ataviado con una túnica corta y capa y en el brazo izquierdo, según los estudios realizados al respecto, podría llevar un arco.
Los expertos también han dictaminado que la escultura del Apolo Veyes podría pertenecer al escultor Vulca, el mismo que realizó las obras de la Loba Capitolina o El Zeus que se hallaba en el templo de Júpiter Optimus. La pieza fue descubierta a principios del siglo XX, concretamente ene l año 1916, en el interior de un santuario consagrado a Minerva en la ciudad de Veyes. La pieza siempre ha sido muy cotizada y una extraña leyenda gira en torno a su alrededor ya que le se atribuyen poderes mágicos.