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Balzac de Rodin

Publicado por A. Cerra
Balzac de Rodin

Balzac de Rodin

Esta monumental escultura realizada en bronce por Rodin está situada en los jardines exteriores del museo Rodin de París.

La obra nos muestra al literato francés Balzac, el cual fue uno de los escritores predilectos de Auguste Rodin, y al que dedicó en homenaje diferentes obras, algunas de cuerpo entero y en bronce, como éste, en ocasiones también de cuerpo entero pero en mármol, y también le hizo retratos de busto e incluso de cuerpo entero pero desnudo.

En este caso lo representa a un tamaño gigante, y con un aspecto como abocetado, con la idea de que provoque sugerencias y sensaciones en el espectador. Y sobre todo llama la atención la aparente violencia que irradia la escultura.

La obra se la encargaron en el año 1892 para la Sociedad de Hombres de Letras, y se acordó que el bronce estuviera concluido dos años después para ser instalado en el centro del parisino Palais Royal.

El principal problema con el que contó Rodin para realizarlo, es que él siempre se basó para sus grandes obras en la naturaleza, es decir, en modelos vivos, y en cambio Honoré Balzac por aquel entonces lleva treinta años muerto, y los recuerdos y testimonios de su apariencia con los que contaba no le satisfacían en absoluto. Así que decidió viajar a Tours para encontrar un modelo e investigar sobre su vida.

En su viaje a Tours, Rodin se sumergió en la vida y obra de Balzac, buscando entender al hombre detrás de las palabras. Visitó los lugares que Balzac frecuentaba, habló con las personas que lo conocieron y leyó sus obras una y otra vez. Este profundo estudio de Balzac se refleja en la escultura, que no solo captura su apariencia física, sino también su espíritu y personalidad.

Tras un tiempo, lo único que sacó en claro es que Balzac ya maduro era una persona más bien gorda, achaparrado y de no muy buen aspecto. Y por el contrario, el encargo que él había recibido era hacer una escultura grandilocuente de tres metros de altura que dominara un amplio espacio alrededor suyo.

Inspirado en una fotografía del pionero Nadar que se acababa de publicar, decidió que iba a realizar siete modelos distintos y todos ellos desnudos. Unos modelos que cuando fueron vistos en su taller, todo aquel que los contempló se quedó asombrado por su gran densidad plástica y la total ausencia de retórica sentimental. Sin embargo, Rodin no creía que fueran del gusto de los encargantes, tanto es así que llegó 1894 y ni siquiera les había enseñado esos modelos, y al final la Sociedad de Hombres de Letras acabó encargando la escultura a otro artista.

Pero Rodin, aún así siguió trabajando en su obra. Y lo que hizo fue “vestirla”. Realizó modelados de pliegues sobre esos cuerpos desnudos para simular la famosa bata con la que iba ataviado Balzac. Y también trabajó mucho en el rostro del representado, que más que un retrato parecía la materialización de una idea. De esta forma, en 1898 lo tenía acabado.

Lo expuso ese año en su modelo de yeso en el Salón artístico de ese año y las críticas fueron demoledoras. Unas críticas que duraron varios años, pero él siempre lo defendió, de hecho en 1908 escribió un texto en el que decía que su Balzac era el resumen de toda su obra artística y el pivote de su estética personal. Y lo cierto es que quizás todo su trabajo sobre Balzac sea lo más moderno de su amplísima colección de esculturas.

A pesar de las críticas iniciales, con el paso del tiempo la escultura de Balzac de Rodin ha sido reconocida como una obra maestra del arte moderno. La audacia de Rodin al representar a Balzac de una manera tan poco convencional, su habilidad para capturar la esencia del escritor y su dedicación a la autenticidad en lugar de la idealización, han sido ampliamente admiradas y han influido en generaciones de artistas posteriores. Hoy en día, la escultura de Balzac es una de las obras más emblemáticas de Rodin y un testimonio de su genialidad y visión artística.