Columna Trajana
Este monumento romano está considerado como una obra maestra no sólo de la escultura sino que va mucho más allá, y ha pasado a los libros de historia como una forma muy elegante y artística de hacer propaganda política.
En realidad se trata de una gran columna que casi llega a una altura de 30 metros, pero su gran particularidad es que todo su fuste está recorrido por relieves, como si fuera el soporte para un gran rollo esculpido de piedra que da 22 vueltas a su alrededor, desde la propia base hasta su cima, lo que supone un total de unos 200 metros de relieve si se pusieran en línea recta.
Todos estos relieves son una gran alabanza al emperador Trajano y a sus legiones romanas que lucharon en dos campañas centroeuropeas en tierras rumanas, siempre en torno al Danubio.
El guión para todo el discurso propagandístico de estos relieves fueron las propias crónicas que escribió el emperador, llevadas a cabo entre los años 98 y 106. Para hacerse una idea del carácter publicitario del monumento, basta con comprobar cómo los legionarios romanos siempre aparecen combatiendo victoriosos, mientras que sus enemigos, los dacios, se representan en una inmensa mayoría ya muertos o agonizando en la lucha.
Independientemente de esa visión tan parcial de la historia, la Columna Trajana, como otros muchos monumentos conmemorativos de la civilización romana como arcos triunfales, retratos o estatuas, suponen documentos históricos en sí mismos, ya que proporcionan gran información sobre las formas de vida y costumbres de aquella época. En este caso, los relieves de la Columna Trajana sirven para conocer la indumentaria de las legiones, su armamento y sus tácticas militares.
En cuanto al estilo artístico de estos relieves, la primera característica que llama la atención es que prácticamente no se ve ningún espacio vacío y pese a ellos, sus escultores se valieron de mil y un recursos narrativos para que no se haga un relato monótono. Y la segunda característica que se observa, es que se trata de un relieve muy plano.
Toda esta enorme columna se realizó a partir de 18 colosales bloques de mármol procedentes de la valorada cantera toscana de Carrara. Y todavía hoy se mantiene en pie entre los restos del enorme Foro Romano, concretamente en su lado norte, cerca del Quirinal.
La construcción de semejante monumento no tenía precedentes hasta entonces en la Roma Imperial, y como no podía ser de otro modo, se le ocurrió al emperador que más territorio llegó a tener bajo su dominio, el emperador Trajano, que curiosamente nació en la ciudad española de Itálica, en las proximidades de la actual Sevilla, obviamente en aquellos tiempos perteneciente al Imperio Romano, cuando España se conocía como Hispania.
Precisamente una estatua del emperador Trajano debía coronar la Columna, pero en el siglo XVI, por orden del Papa Sixto V, se quitó esa escultura y se colocó un bronce representando a San Pedro, que todavía corona la columna.
Hoy en día se puede recorrer todo el interior de la columna gracias a una escalera interna de caracol, lo cual convierte a este monumento en una de los principales reclamos para quienes visitan la ciudad de Roma y quieren conocer los vestigios de época imperial.