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El escultor Algardi y el Mausoleo del Papa León XI

Publicado por A. Cerra

Tumba de León XI, obra de Francesco Algardi

Escultura en mármol realizada entre los años 1634 y 1644. Se puede ver en la basílica de San Pedro del Vaticano.

El escultor Francesco Algardi nació en la ciudad italiana de Bolonia, y allí adquirió su formación artística en la academia del pintor y grabador Ludovico Carracci, uno de los máximos representantes de la pintura italiana de estilo manierista. De él tomó su capacidad de reproducir en la escultura las características más realistas.

Pero pronto abandonó Bolonia y emigró a Roma, por aquel entonces la capital artística del mundo. Uno de sus grandes encargos fue la realización del grupo escultórico para la Tumba del Papa León XI, que como todas las tumbas de los Papas están en la iglesia de San Pedro del Vaticano.

Cuando comenzó la obra, al mismo tiempo se estaba realizando otra tumba papal, obra del escultor Gian Lorenzo Bernini, que había iniciado los trabajos para esculpir el Mausoleo del Papa Urbano VIII seis años antes. Evidentemente el prestigio y la gran talla de escultor de Bernini fue un importante motivo de inspiración para Algardi.

El encargo era muy importante para el escultor, porque habría de ser una obra que le abriera el camino para otros trabajos de prestigios y además tenía que representar la tumba de unos de los Papas que más firmemente había defendido la Contrarreforma católica, que al mismo tiempor era el representante de una de las familias con más solera y poderío en Italia: los Medicis.

Sin embargo, el espacio destinado para el mausoleo tenía sus condicionantes, principalmente por el tamaño reducido con el que contaba. Por ello eligió una composición piramidal, coronada por la figura del Papa sentado, vestido con las galas papales y con la mitra propia de su cargo sobre la cabeza. El Papa aparece con el gesto de bendecir a los fieles que pasan ante su sarcófago, que se sitúa bajo la escultura del Papa. Y a los lados hay dos alegorías que representan de forma impasible la Magnanimidad y la Liberalidad.

Todas estas figuras son portentosas en el sentido más clásico del término, gracias a su estatismo. Mientras en aquel momento la escultura barroca italiana empleaba diferentes materiales y colores, Francesco Algardi únicamente usó el mármol blanco, lo que le concede cierta frialdad al conjunto, pero también una presencia impoluta y rotunda.

Cuando concluyó la obra, logró el éxito y el reconocimiento que buscaba como escultor. De hecho, a partir de entonces se apreciaron muchísimo sus cualidades para dotar de solemnidad a las figuras y su extraordinaria capacidad para lograr el realismo y el porte clásico en la escultura. Gracias a ello, le surgieron otros muchos encargos como retratista, especialmente en forma de bustos, como los que realizó para el príncipe Pamphili o para el cardenal Zacchia. Aunque no solo hizo bustos, también realizó esculturas de cuerpo entero, como una conmemorativa del Papa Inocencio X.

Si bien, su producción no fue únicamente retratística. También talló composiciones de carácter histórico y diferentes obras de temática religiosa como la Decapitación de San Pablo o la escultura de Santa María Magdalena.