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Julio González, escultor del hierro

Publicado por Laura Prieto Fernández

El arte en España siempre ha estado fuertemente vinculado a la tradición clasicista, salvo contadas excepciones los grandes artistas españoles fueron duchos en su materia pero a pocos de ellos se les puede tildar de transgresores o grandes innovadores, en este contexto no parece extraño que cuando surgieron las vanguardias artísticas del siglo XIX y XX, en España se percibiesen con sumo recelo. No obstante a lo largo del XX un puñado de artista de origen español representará la ruptura con la tradición: Picasso se asocia con la estética cubista, Dalí con la ruptura del surrealismo y en más de una ocasión la escultura es la gran olvidada de las vanguardias artísticas.

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Julio González (1876 – 1942) representa la innovación en el campo de la escultura española, no sólo por las formas novedosas de sus obras y por la influencia que tendrá en grandes artistas como el también escultor Pablo Gargallo o el mismísimo Picasso, sino porque Julio González plantea el uso de nuevos materiales, que hasta ahora se habían quedado relegados a otros ámbitos menos artísticos.

Nacido en el seno de una familia de orfebres catalanes Julio González se formó en el taller familiar conociendo y manejando perfectamente las técnicas de orfebrería, estudió en la Academia de Bellas Artes de Barcelona, sin embargo el artista no terminaba de encontrarse a gusto en el campo de la orfebrería y se decantó con la pintura. Debido a ello el artista viajó en el año 1900 a Paris donde las vanguardias artísticas comenzaban a despuntar dentro del ambiente intelectual.

A su llegada a la capital parisina González va abandonando la pintura en pro de la orfebrería y escultura de la que al principio tanto renegaba, sus obras de aquellos años son más bien pruebas de distintas técnicas y materiales hasta que en la década de los veinte el artista encuentra su verdadero camino con una concepción cubista de la escultura forjada a partir de la influencia de Picasso, Braque o Gargallo.

La escultura metálica ofrece al artista un sinfín de posibilidades; el trabajo en hierro de Julio González consigue captar la atención del espectador por su fuerte expresividad, así la obra del artista catalán parece estar influida por las esculturas de Rodin que pudo conocer en Paris. El artista no sólo logra componer una escultura con el nuevo material sino que además le otorga a éste un sentido completo, resulta tan importante como cada uno de los elementos que componen sus obras. El volumen y la línea son prioritarios en la obra de este catalán consiguiendo que sus esculturas representen las mismas escenas que los pinceles cubistas dibujaban en el lienzo.

Sin embargo, tildar la obra de González como simplemente cubista se quedaría demasiado corto ya que esta supuso un punto de inflexión dentro de las vanguardias artísticas sirviendo de modelo e influencia a los artistas surrealistas y dadaístas posteriores. La abstracción en las obras de Julio González es solo el resultado de la descomposición y recomposición de la figura en el espacio a través de los volúmenes geométricos.