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El pocero de Meunier

Publicado por A. Cerra

El pocero de Meunier

El trabajo artístico del belga Constantin Meunier se inició en la disciplina de la pintura. Y además con temáticas basadas en escenas religiosas, eso sí, siempre con cierto tono sombrío. No obstante, su arte iba a cambiar de tono por completo cuando comenzó a entablar contacto con las gentes que trabajaban en las industrias y minas de ciertas regiones de Bélgica.

Al ver las duras condiciones de trabajo en las que desarrollaban su tarea estas personas, y la vida que llevaban, adquirió una fuerte conciencia social que luego iba a trasladar a su arte. Pero no solo cambió de temática, también varió la disciplina. Se adentró en el trabajo de la escultura, ya que consideró que era un medio artístico mucho más adecuado para darle un tratamiento heroico a todo el sufrimiento que vivían esos obreros.

Una de sus primeras creaciones en esta línea llegó en 1883, con un modelado de cera de la cabeza de un pocero. A partir de ella llegarían otras muchas esculturas de esos trabajadores, como esta otra en la que ya vemos un pocero de cuerpo entero que realizó en 1885 o su famoso Estibador.

En el Pocero, expuesto en el Museo de Bellas Artes de Bruselas, podemos apreciar todas las características de su arte. Es una figura poderosa y con una expresividad brutal, tanto en los rasgos del rostro del personaje como en todo su cuerpo y en la postura, la cual aquí es de descanso, dándonos idea de la inmensa fatiga que sufre por la dura faena que realiza.

Su mensaje está claro, traslada a un obrero, miembro de las clases más bajas, a la categoría de un héroe de su tiempo. Es una obra con todo el concepto de monumentalidad. Sin pedestal alguno, pero sin duda nos da la idea de monumento al trabajador. Aquí y en otras muchas de sus creaciones nos presenta un arquetipo, perfectamente reconocible y con el que los obreros se pueden identificar.

Pero además de eso hay que valorar las herramientas de estilo que emplea. Ya que Meunier renunció a una descripción detallada de las caras y los cuerpos, y se centró en el aspecto material de bronce, en este caso. Simplifica las formas y consigue que el material se exprese también.

Está claro que el arte de Meunier es un canto a la clase trabajadora, y sus influencia se ha dejado ver en otros artistas con inquietudes sociales que han venido después. Pero hay un hecho diferencial. Por un lado, su capacidad para crear auténticos iconos y por otro su maestría artística, ya que junto al mensaje hay un tratamiento estético propio de un maestro, sabiéndole sacar a los materiales y texturas todas sus posibilidades, y sin recurrir a poses o gestos demasiado forzados como si han hecho otros artistas más tardíos y excesivamente ligados a programas propagandísticos.