Esculturas del Partenón de Atenas (II)
El tema de la procesión era de origen oriental, pero mientras que allí destacaba la isocefalia, aquí el artista nos muestra diferentes personajes en actitudes diversas, en una perfecta combinación entre equilibrio y vida: doncellas que llevan ofrendas, jóvenes que van cabalgando en hermosos corceles, reses que van a ser sacrificadas, ancianos, matronas, sacerdotes, aguadores, etc. Destacan sobre todas las demás, las representaciones de los caballos con un cuidadísimo estudio anatómico y las de los dioses sentados, invisibles para los mortales, en las que se capta la majestuosidad, la solemnidad, la gracia conseguida a través de sus gestos y posiciones elegantes y comedidas. A nivel técnico destaca el uso de los “paños mojados”, recurso expresivo que consiste en presentar una gran cantidad de ropaje de pliegues finos totalmente adheridos al cuerpo (femenino normalmente) que se transparenta prácticamente por debajo ellos. Para poder ver estos relieves, había que franquear la columnata, con lo que se tenía en cuenta la luz que venía desde abajo, reflejada por el suelo de mármol y que causaba una impactante impresión de claroscuro, acentuada por la policromía que los cubría..
Las representaciones de las metopas (eran 92) que han llegado hasta hoy en día (19, de las que algunas siguen en el templo y otras se encuentran en el Britih Museum), muestran las luchas contra los gigantes, los centauros y las amazonas. Se trataba de altorrelieves (normal, ya que había que contemplarlas desde abajo) que mostraban una gran variedad de expresiones y que son interpretadas como una alegoría de la lucha de la civilización contra el caos. Cabe pensar que, como el Partenón, lo mismo que el resto de la Acrópolis, se elevó para conmemorar la victoria de los griegos (comandados por Atenas) contra los persas en las Guerras Médicas, el asunto de las metopas, aluda precisamente a ese hecho, representando el triunfo del hombre contra la barbarie (centauros, gigantes, etc).
Los frontones del templo nos son conocidos por copias antiguas y por dibujos del siglo XVII, pues actualmente solo unas pocas esculturas son conservadas en el Britih Museum. Se trataba de una serie de esculturas de bulto redondo que mostrarían los dos episodios más importantes en la vida de la diosa protectora de la ciudad. Cabe destacar que incluso en la lucha no se pierde nunca el sentido de la medida del clasicismo, de grandiosidad, la elegancia y la serenidad “fidíaca”.
Fidias, para realizar tan ingente obra contó con varios colaboradores, pero el diseño del conjunto y muchas de sus esculturas son obra personal suya. El estilo de Fidias representa la tradición ática más pura, al haber captado la armonía, la belleza y el “ethos”. Ha sido considerado como el escultor – intérprete de la majestad de los dioses. Partiendo de los modelos naturales obtuvo un arquetipo de seres de equilibrio físico y moral, que reflejan la paz interna, son dueños de sus pasiones. En esta obra culmina una de las búsquedas fundamentales del arte griego, la captación de la belleza ideal al crear seres perfectos en equilibrio expresivo. Es la “areté” clásica.