Hércules Farnesio
El Hércules Farnesio es una de las esculturas más destacadas de la Antigüedad Clásica; se trata de una escultura exenta cuyo original –del siglo IV a.C.- realizado en bronce y atribuido tradicionalmente al escultor Lisipo se ha perdido y tan sólo conservamos una copia romana realizada en mármol que dataría del siglo III d.C.
Parece ser que la obra romana fue realizada por el escultor Glaucón y se encontró entre los restos arqueológicos de las termas de Caracalla en el año 1546, la escultura debía decorar el acceso a la palestra de dichas termas. Tras su hallazgo pasó a formar parte de la colección del cardenal Alejandro Farnesio decorando los jardines de su palacio. En el siglo XVIII la pieza junto con el resto de la colección del cardenal pasó al Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Se trata de una escultura de bulto redondo que representa al semi-dios en su aspecto más humano. Cansado tras los trabajos impuestos por su madrastra Hera, Hércules descansa apoyado en un tronco de madera del que cuelga la piel del león de Nimea. Se ha representado como un hombre maduro que inclina la cabeza y se recuesta sobre su apoyo; su cuerpo describe una peculiar curva que remite a las formas de Praxíteles. Mientras el brazo izquierdo descansa sobre la piel del león, el derecho esconde a su espalda la manzana robada del jardín de las Hespérides que le otorgará la inmortalidad.
Su rostro es pensativo y está barbado; en él se aprecia la consabida continencia de emociones, ethos, tan característico a lo largo de la época clásica. El pelo rizado, al igual que su barba, ha sido trabajado a través de la técnica del trépano. Especial mención merece su musculatura, el escultor ha trabajado minuciosamente el cuerpo de Hércules destacando su anatomía fuertemente marcada.
Hércules es uno de los héroes más afamados de la Antigüedad, hijo de Zeus y Alcmena, tradicionalmente se ha identificado no sólo con la valentía sino también con la virilidad y el esfuerzo máximo. Sin embargo, y alejándose de la tradicional representación del clasicismo donde el héroe se representaba más como un dios que como un humano, Lisipo plantea un nuevo concepto donde se nos ofrece un Hércules más humano. El momento elegido para la representación es precisamente tras los doce trabajos, uno de sus episodios más conocidos. Hércules enajenado por Hera asesinó con sus propias manos a su familia y a modo de castigo hubo de realizar doce trabajos para reparar su error; de entre los castigos Lisipo decidió representar el robo una de las manzanas del jardín de las Hespérides y matar al león de Nimea.
La representación de Lisipo creará nuevos cánones en la estatuaria griega, no sólo por su reinterpretación más estilizada del canon de Policleto sino también por el nuevo concepto que nos plantea del semi-dios que será muy popular en Roma. Prueba de ello son las distintas copias que aparecieron de la estatua como la que en la actualidad se expone en el Museo del Louvre de Paris.