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La Caída de Jesús de Salzillo

Publicado por A. Cerra
La caída de Jesús de Salzillo

La caída de Jesús de Salzillo

Esta es una de las obras más emblemáticas de Francisco Salzillo y Alcaraz, ya que forma parte del grupo de pasos de la Cofradía de Jesús Nazareno, más conocido como la procesión los Salzillos, que sale a las calles de Murcia durante la Semana Santa.

Esta procesión está compuestas por varios pasos. Los más antiguos son los de la Oración en el Huerto y la Caída de Jesús, ambos realizados en 1752. Mientras que posteriormente realizó el resto: La Verónica de 1754, La Dolorosa de 1755 y La Última Cena de 1763.

Se podría pensar que estas son sus grandes obras, pero lo cierto es que realizó infinidad de trabajos principalmente en madera policromada, por lo que está considerado el gran imaginero de la tradición escultórica española.

Esa ingente producción se debe a que poseía un gran taller. Ese taller lo heredó en el año 1727 de su padre, cuando este falleció. Inicialmente siguió siendo un taller familiar en el que trabajaban los hermanos Salzillo, pero años después fueron entrando más escultores a trabajar. Escultores de diferentes niveles, ya que muchos de ellos tenían como misión el trabajo más arduo de devastado o de preparación de las maderas.

Lo cierto es que es curioso como desarrolló su carrera, ya que al asumir la dirección del taller no tenía excesiva experiencia y se puede decir que fue un auténtico autodidacta que aprendió con lo que le dejó su padre: unas herramientas, bocetos y algunas obras que servían de modelo y para realizar a partir de ellas distintos estudios.

De hecho, es muy interesante ver cual era su proceso de trabajo tras recibir un encargo.

Salzillo lo primero que hacía era dibujar la idea original que tenía sobre el trabajo a realizar, un dibujo en el que la tridimensionalidad la planteaba con acertados sombreados y diferentes tintas. Es decir, era un excelente dibujante. Y de todo ello hay cumplida muestra en los fondos documentales que se custodian en el Museo Salzillo de Murcia.

Tras eso, el siguiente paso consistía en hacer un boceto en tres dimensiones, bien en cera, yeso o arcilla. Unos bocetos que eran estudios previos para la obra definitiva, y muchas ocasiones valiosos experimentos que finalmente desechaba para trasladarlos a la obra final, pero que guardaba en el taller como interesantes referencias para futuras creaciones.

En definitiva esta parte inicial contaba con una participación muy activa de Salzillo, pero a partir de ahí delegaba gran parte del trabajo de talla, y también de coloreado. Eso sí, siempre bajo su supervisión para que todo fuera unitario y de acuerdo al estilo que deseaba darle a cada figura.

Un sistema de trabajo colectivo, pero al mismo tiempo muy personal, con rasgos identificativos de este autor como sus veladuras, la textura quebrada de la talla o su facilidad de lectura, que hicieron que nunca le faltara trabajo. Y que hoy en día cualquier obra de Salzillo es reconocible desde el primer instante.