Presentación de Jesús en el templo de Lochner
Esta tabla pintada con una técnica mixta de tempera y óleo por el artista alemán Stephan Lochner la realizó en Colonia hacia el año 1445, sin embargo hoy en día se puede ver en el Museo Gulbenkian de Lisboa, en Portugal.
Stephan Lochner es uno de los pintores más insignes del arte Gótico en Alemania, y seguramente el más destacado en la ciudad de Colonia, importante centro artístico debido sobre todo a la presencia de su imponente catedral.
Tuvo una vida corta (c. 1410 – 1451) pero intensa de trabajo y no le faltaron los encargos, ni el prestigio. Sin embargo, tras su muerte rápidamente se le olvidó, y su valor como artista no se le volvió a reconocer hasta tiempos del Romanticismo. Incluso hubo autores que los compararon con Rafael, y otros como el escritor Goethe vio en él un precursor del retratismo al mismo tiempo que estaba influido por el arte bizantino.
No obstante, su arte también tenía otras importantes influencias. Se sabe que comenzó a pintar en su tierra natal de Meersburg, en la Alta Suabia. Pero siendo joven, hacia 1430, se fue a los Países Bajos donde conoció el arte de genios como Robert Campin o Jan Van Eyck, autores respectivos de obras como el Tríptico Merode o el Matrimonio Arnolfini.
Sin duda, a ellos se debe que Lochner se preocupar mucho por plantear cuestiones espaciales en algunos de sus cuadros como esta Presentación de Jesús en el templo. Aquí se observa unas formas arquitectónicas de interior, centradas a partir de la presencia de un altar. Todo con una clara perspectiva hacia el fondo, con una ventana y una vidriera. Curiosamente toda esta arquitectura interior tiene poco que ver con las formas del gótico, dominadas por los arcos apuntados y la bóveda de crucería. Sin embargo, aquí todo tiene un claro regusto románico e incluso clasicista.
Este es ejemplo de un cuadro en el que Lochner se preocupó por este tipo de cuestiones espaciales, pero también es cierto que en otras muchas de sus obras no le interesan ese tipo de asuntos de perspectiva y recurre a los tradicionales fondos dorados, habituales en el estilo gótico internacional al que se puede adscribir este pintor.
En cambio, lo que sí es habitual en toda su producción es su interés por la figura humana, algo que no pasó desapercibido al propio Albert Durero, el gran representante del Renacimiento alemán, maestro del retrato y sobre todo del autorretrato.
Se sabe que Durero visitó Colonia muchos años después de la muerte de Lochner, y una vez allí pidió expresamente ver la obra del maestro Stephan de Colonia. Y es que los rostros y vestimentas de los personajes de Lochner poseen una indudable sutileza y la expresividad comedida típica de su época.