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Mademoiselle Pogany de Brancusi

Publicado por A. Cerra

Mlle. Pogany de Brancusi

El escultor rumano Constantine Brancusi realizó esta escultura en el año 1913. Si bien es cierto que de este retrato de la señorita Pogany realizó varias versiones, entre ellas esta que mostramos aquí. Una obra que actualmente se conserva en el Museum of Modern Art de Nueva York.

Se trata de una pequeña figura en bronce, la cual es la evolución del retrato inicial que hizo en mármol y de la que sacó un vaciado en yeso para su posterior fundición en este metal.

Es una obra que marca muy bien la evolución del arte de Brancusi. Podemos apreciar que es algo bastante avanzado y vanguardista respecto las formas más primitivas que trabaja tras su llegada a París, con obras como por ejemplo El Beso. Pero que todavía no ha alcanzado la abstracción y la ligereza más absoluta de obras posteriores como puede ser Pájaro en el espacio.

Estamos ante una época en la que Brancusi de alguna forma está buscando su camino, y todavía no ha emprendido su vía hacia la simplificación total. Se trata de una época en la que está muy influido por otro artista del momento, con el que mantiene una estrecha relación, pese a sus diferentes caracteres. Ese amigo es el pintor italiano Amedeo Modigliani, famoso por sus retratos de mujeres como La mujer con corbata negra o sus desnudos como la Mujer con collar.

Modigliani y Brancusi establecieron una relación de amistad muy curiosa. Pero no solo de amistad, ya que Brancusi sin duda le guió al italiano en sus incursiones en el arte de la escultura. Mientras que Modigiliani desde luego que influiría con sus mujeres no convencionales y tan estilizadas en el arte del rumano.

Si observamos el busto de Mlle. Pogany está claro que no estamos ante un retrato convencional. Se trata del rostro muy simple de una mujer. Lo ha reducido a un óvalo y en él destacan sus enormes ojos almendrados. Mientras que como toque naturalista está el cabello con una pátina negra. Sin duda, un retrato muy potente y vanguardista. Tanto que cuando fue presentado por primera vez en Estados Unidos, la crítica del momento lo acogió con mucho sarcasmo y sencillamente lo describieron como un huevo.

No obstante era un retrato, y más concretamente de la artista Margit Pogany, a la cual había conocido Brancusi en París. Si bien, lo curioso es que esta efigie la realizó una vez que la mujer había dejado la capital francesa donde había intentado triunfar como pintora, algo que nunca llegó a alcanzar, y ha pasado más a la posteridad por la obra del escultor rumano, que por sus propias creaciones.