Micerinos y su esposa
Durante los 2630 y 2500 a.C. se desarrolló en Egipto la conocida como IV Dinastía que engloba a algunos de los faraones más poderosos de todos los tiempos y también de los más conocidos por el gran público ya que algunos de ellos nos legaron las famosas pirámides de Guiza como la de Keops, Kefrén o Micerinos. Precisamente fue éste último quien además de su pirámide mandó levantar varias estatuas en su honor, aquí analizaremos una de ellas: La escultura de Micerinos y su esposa que en la actualidad, la pieza se exhibe en el Museo de Arte de Boston ya que el propio gobierno egipcio se la donó tan solo unos años después de haber sido hallada.
Los egiptólogos tras muchos estudios al respecto han llegado a la conclusión de que la elaboración y construcción de algo tan complejo como podía ser una pirámide tan sólo podría llevarse a cabo con una forma de gobierno muy elaborada y centralizada. En este sentido no parece extraño que el faraón levantase múltiples esculturas para colocarlas en sus dominios para su propia vanagloria. La escultura del faraón con su esposa es una de las piezas más antiguas que han sido halladas de este periodo y ésta fue encontrada a principios del siglo XX, concretamente en el año 1910, cuando los egiptólogos de la Universidad de Harvard estudiaban las inmediaciones de la pirámide que lleva su nombre.
Nos encontramos ante un grupo escultórico de un tamaño mayor que el natural, las figuras son dos tercios más grandes que su tamaño real y está realizado en piedra grauvaca, una roca tipo granítica. Según los estudios realizados al respecto, a la muerte de Micerinos la escultura se encontraba aún sin terminar ya que tan sólo la parte superior de la misma contaba con el pulido final que proporciona una superficie lisa en la grauvaca.
En esta ocasión la pieza representa a Micerinos y a su esposa la reina Jamerernepty a un mismo nivel, ambos con actitud majestuosa y un ligero movimiento al representar el pie izquierdo adelantado que consigue dar naturalidad al grupo. La reina pasa un brazo por detrás del faraón mientras que con el otro le sujeta su propio brazo, es un gesto de protección y respeto pero también consigue que ambas figuras se fusionen a la perfección. En general, los esposos siguen las mismas características de la estatuaria clásica egipcia: son cuerpos voluminosos con la cara fijada al frente, los ojos almendrados y la nariz recta. En su rostro se aprecia una gran geometrización.
A modo de curiosidad podemos fijarnos en la posición de sus pies, si bien antes señalamos que los dos personajes cuentan con el pie ligeramente adelantado, al observar con mayor precisión nos podemos percatar que el pie del faraón está más adelantado que el de su esposa, una muestra de su mayor poder.