Autorretrato de Rubens junto con su esposa Isabella Brandt
La obra de Rubens se ha convertido en uno de los mejores exponentes de la pintura barroca europea, ya en vida el artista cosechó numerosos éxitos y trabajó para los clientes más destacados de su época. Sus lienzos de temática religiosa invitaban a la piedad y al arrepentimiento lo cual, tras las disposiciones del Concilio de Trento venía muy en consonancia con el ambiente eclesiástico de esta época.; no obstante no es menos necesario e importante de destacar una faceta menos conocida de su pintura pero que ha sido igual de importante, los autorretratos.
Pedro Pablo Rubens (1577 – 1640) es el pintor más importante de la escuela barroca flamenca. Hijo de un abogado calvinista su educación artística comenzó de la mano de artistas poco relevantes que apenas causaron ninguna influencia en la pintura del artista barroco, no obstante a principios del siglo XVII Rubens se trasladará a Italia donde podrá conocer la pintura de los artistas renacentista, un hecho que influirá decisivamente en su concepción artística. En esta etapa el artista comienza a cosechar sus primeros éxitos, no sólo se convirtió en uno de los pintores más demandados de su época sino que además, fue diplomático viajando por toda Europa.
En torno al año 1609 el artista se casaba con Isabella Brandt, una joven de buena familia con la que el artista tuvo tres hijos y vivió una etapa de felicidad. La obra que aquí nos ocupa debió ser pintada en el primer año de su matrimonio y refleja a la feliz pareja en un entorno natural. En un lienzo de formato vertical y casi de tamaño natural –el cuadro ocupa más de ciento setenta metros de altura y ciento treinta y siete de anchura- el artista se representa a él mismo junto con su esposa, ambos están sentados él ligeramente detrás de la dama en un gestor protector y sus manos se encuentran unidas en símbolo de su felicidad. Tras ellos un gran arbusto de madreselva que durante la época barroca representó un símbolo de amor y fidelidad.
Los dos personajes aparecen elegantemente vestidos, Isabella lleva un vestido labrado con un grandísimo cuello blanquecino y sombrero de lado; aparece representada con múltiples joyas. Especial mención merece la representación de la calidad táctil de las telas en las que el artista pone un especial hincapié. A su lado Rubens también aparece elegantemente vestido, el sombrero de lado como el de su esposa siguiendo la moda de la época y en la mano que le queda libre el artista sujeta una espada clavada en el suelo como si fuese un caballero.
De hecho este es el fin último del lienzo que aquí nos ocupa, el artista reivindica la posición noble de los pintores; Rubens no era un simple artesano sino un artista que ocupaba un distinguido cargo y que también se encontraba inmerso en cuestiones políticas. El detallismo del lienzo y el uso de un colorido muy cuidado reflejan la tradición flamenca en un artista innovador. En la actualidad el autorretrato de Rubens y su esposa se encuentra en la Pinacoteca de Múnich.