Jardín del Amor, Rubens
El jardín del amor es una de las obras que mejor muestra la evolución sufrida por Rubens como consecuencia de sus circunstancias personales, en ella se aprecia un nuevo Rubens más dinámico y alegre. Sin ninguna duda ésta debió ser una de sus obras más valoradas, la perfección técnica y la factura cuidada muestran la maestría del pintor flamenco pero además la obra debía de tener un componente personal muy importante para el artista ya que la conservó consigo hasta el final de sus días.
Se conservan aún un buen número de dibujos preparatorios que el artista realizó para este lienzo, sin embargo en su ejecución también participó el taller del artista y los pinceles de Rubens quedan restringidos a los personajes y la composición.
Pedro Pablo Rubens (1577 – 1640) es uno de los mejores artistas que representan la estética barroca del siglo XVII. Sus figuras son voluptuosas pero elegantes, la factura de su obra es delicada y en muy poco tiempo el pintor se convirtió en uno de los favoritos de los grandes mecenas de la época viajando por toda Europa.
El jardín del amor, también conocido como El jardín de las Gracias, es una obra realizada en óleo sobre lienzo cuya datación aún es hoy discutida. Parece seguro que el lienzo fuera pintado tras su segundo matrimonio – Rubens había enviudado en 1626- con Hélène Fourment, celebrado en 1630. La vida con Hélène supuso un brote de brisa fresca para el artista, ya entrado en años. Sus obras comenzaron a adquirir un tono más amable y colorista expresión de la felicidad que el artista vivía junto con su nueva esposa.
La obra representa un conjunto de personajes galantes reunidos en el exterior de un palacio celebrando una pequeña fiesta. En el centro de la composición vemos representada a la nueva mujer del artista.; ésta aparece acompañada por un entusiasta grupo de amigos que charlan y se divierten en las más variadas posturas. Sus ropajes son galantes indicándonos cómoda posición social. La ambientación exterior parece ser que podría tratarse de la casa de campo que en propio Rubens poseía a las afueras de Amberes.
El jardín del amor bien podría tratarse de una escena cotidiana en la vida del artista pero la presencia de pequeños puttis por el jardín, nos remiten a una composición de tipo alegórico. Muchos de estos angelotes portan en sus manos símbolos del amor y la presencia de una fuente representando a las Tres Gracias y otra a la diosa Venus, representando un original de Gian Bologna, hacen referencia a las virtudes del matrimonio.
El colorido es agradable y está centrado en una gama de colores terrosos; se ha tenido especial cuidado en la representación de la calidad táctil de las telas. Una luz dorada inunda toda la composición y otorga al conjunto un aspecto fabuloso.
La obra del artista flamenco será un claro precedente de las escenas galantes desarrolladas por los artistas del siglo XVIII; así por ejemplo el estilo rococó de artistas como Watteu encontrará en el jardín Rubens una inmensa fuente de inspiración.