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Monumento a Ramón y Cajal de Victorio Macho

Publicado por A. Cerra
Monumento a Ramón y Cajal

Monumento a Ramón y Cajal

Este monumento lo realizó el escultor español Victorio Macho en el año 1928 y se encuentra en su ubicación original dentro del parque del Retiro de Madrid.

No es ésta la única obra en la que este escultor realizó monumentos conmemorativos a grandes personajes de las artes y las ciencias de España. Por ejemplo, también en el mismo parque madrileño del Retiro se encuentra el Monumento a Pérez Galdós, realizado en 1918.

En todos ellos se ven algunas de las constantes escultóricas de Macho, un artista que trabaja la volumetría de sus obras a partir de la imbricación de diferentes planos y prismas que finalmente completan la composición total. Es decir, él crea el conjunto a partir del empleo de paralelepípedos, que va ordenando espacialmente, muchas veces de forma simétrica. Y en este caso, todas esas formas regulares, enmarcan la figura del científico que fue Premio Nobel. Aquí sentado como si estuviera en un triclinio clásico.

La impresión general de esta obra y de otras realizadas por Victorio Macho, es que él durante las primeras décadas del siglo XX, está utilizando recursos y formas de la escultura clásica, casi grequizante y que las funde con elementos de la vanguardia escultórica. Uno de estos elementos más propios de la vanguardia, es que en el conjunto de la obra crea diferentes tonos a partir de los distintos materiales para crear juegos visuales que animan la composición.

De hecho, cuando Victorio Macho realizó sus primeros monumentos conmemorativos tuvo un gran éxito, ya que fue toda una renovación en el género.

Este Monumento a Ramón y Cajal en realidad es una doble fuente, cuyos caños de agua tienen en su parte superior un relieve. El de la izquierda representa el tema clásico Fons Vitae, mostrando la gozosa alegría del hombre a partir del nacimiento de un niño y la felicidad de sus padres. Mientras que el de la derecha es la Fons Mortis, plasmando el dolor de una mujer frente al cuerpo de un hombre muerto. Estos relieves de escaso volumen son también elementos que funden tradición y modernidad, ya que la idea es bastante clásica, sin embargo la talla que él realiza se basa en las formas geométricas, a base de abundantes ángulos para adaptarse al marco que acoge la escena.

Entre ambos bajorrelieves se coloca una figura de bronce como representación de la Sabiduria, lo que le otorga a todo el conjunto un toque de gravedad y monumentalidad.

En definitiva, los críticos de arte de su época alabaron las obras de Victorio Macho por su personalísima mezcla de estilización y realismo, al mismo tiempo que todos sus monumentos transmiten una importante fuerza plástica, la idea de monumentalidad y un tono de sincero respeto hacia los personajes representados. Un artista que fue un renovador pero a partir de un claro academicismo.