Monumento a la Constitución de Gustavo Torner
Gustavo Torner, hoy en día, a sus 95 años de edad, es uno de los escasos artistas españoles vivos que perteneció a los movimientos creativos de vanguardia de mediados del siglo XX. Su obra, dada su longevidad es amplísima y está representada con cuadros y esculturas presentes en museos y espacios urbanos de muchos lugares de España. Si bien, donde hay una estupenda representación de su arte es en su ciudad natal: Cuenca.
Allí hay obra suya en el Museo Nacional de Arte Abstracto que él mismo ayudó a fundar, también están sus vidrieras en la catedral medieval de Cuenca o incluso está el llamado Espacio Torner ubicado en un vieja iglesia conquense. No obstante, hoy queremos hablaros del Monumento a la Constitución Española que instaló en su ciudad en el año 1986, en una ubicación muy concreta, junto a la histórica Torre de Mangana.
Es cierto que Torner comenzó su carrera artística como pintor, influido por dos factores muy distintos. En primer lugar su amor por la naturaleza y su trabajo como ingeniero forestal, que le llevó a realizar numerosos dibujos de la flora salvaje. Y por otro lado su amistad con ciertos pintores de la época, en especial Antonio Saura uno de los grandes representantes del Informalismo y la Abstracción en la pintura española contemporánea.
Pues bien, inicialmente Torner realizó sus primeras obras con estas influencias. Pero a partir de ahí fue evolucionando hacia la incorporación en sus lienzos de diversos materiales metálicos o naturales. Así que el paso hacia la escultura en un momento dado parecía algo lógico. Y siempre va desarrollando toda esa evolución jugando con formas y materiales antagónicos. Incluye formas geométricas, pero también naturales, metálicas, de madera, pulidas, rugosas.
Así ocurre con este monumento, que él mismo regalo a su ciudad en 1986 para conmemorar el aniversario de la Constitución Española. Y cuyo propósito queda meridianamente claro gracias a la leyenda que explica tanto el monumento como el gran documento de la legislación del país. Dice así: “estructura plural y unitaria en equilibrio por las tensiones contradictorias sobre una base de gran firmeza”.
Es decir quería mostrar visualmente que se puede vivir entre fuerzas contradictorias, siempre que haya un consenso como base y como unión, un respeto mutuo. Y curiosamente las formas de la escultura plasman eso. Los empujes, los tiras y aflojas de unos extremos o desde el centro, pero todo ello colabora a mantener el conjunto en pie y en armonía. Sin duda una forma muy hermosa de plasmar lo que es la esencia de la Constitución que desde 1978 rige la vida democrática en España.