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Nano de Ismael Smith

Publicado por A. Cerra

Nano de Ismael Smith

Esta escultura realizada en 1907 por Ismael Smith (1886 – 1972) es muy representativa del arte de este creador inclasificable y maldito que surgió en el ambiente tremendamente creativo de comienzos del siglo XX. Para empezar porque es una obra muy personal, como toda su trayectoria en la que no se le puede adscribir a ningún movimiento concreto, ni modernista, ni expresionista, ni cubista… Además porque es una muestra de su versatilidad porque a lo largo de su vida fue escultor, pero también pintor, grabador y sobre todo ilustrador.

La obra le realizó en su momento de máxima fama. En los primeros años del siglo XX, cuando se le llegó a considerar la nueva figura del arte catalán, dada su creatividad y también su singular carácter y personalidad. No obstante, esto último le iba a jugar malas pasadas, ya que sus excentricidades le alejaron de los círculos más poderosos. Una buena muestra también es esta escultura Nano que posee el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), la cual en origen incluía también la figura de un pequeño sátiro entre las piernas del muchacho. Algo muy provocador y que le trajo muchas críticas.

Esa provocación está presente en muchas de sus otra obras, donde no es raro que vista a los hombres de mujeres y al revés. Lo cual estaba relacionado con su propia sexualidad, algo que era muy tabú en la época. Aún así se le vio un enorme potencial y durante un tiempo no le faltaron encargos de cierto nivel, por ejemplo retratos a otros pintores amigos como Ramón Casas o bustos a personajes históricos destinados a decorar la fachada del Parlament en Barcelona. E incluso el ayuntamiento de esta ciudad lo becó para que viajara a París, donde estableció contacto con otros artistas contemporáneos de primer nivel, pero que no impidieron que él siguiera su propio camino y una estética muy personal.

Por todos estos motivos su fama y prestigio fue decayendo. Además se llevó algún revés de la crítica y de los encargantes que no le sentó nada bien. De modo que en el año 1919 decidió irse y emigró junto a otros miembros de su familia a Nueva York. Desde ahí siguió manteniendo algún contacto con la intelectualidad catalana, pero él fue abandonando paulatinamente la propia actividad artística, y sus trabajos se redujeron a encargos de ilustraciones y publicidad.

Instalado de manera definitiva en los Estados Unidos fue envejeciendo sin renunciar a sus excentricidades, tanto que incluso recibió denuncias de sus vecinos, por ejemplo por pasearse desnudo por el jardín. La situación llegó a un punto insostenible, así que en 1960 fue recluido en un hospital psiquiátrico contra su voluntad y ahí acabó muriendo en 1972.