Portadas románicas de la catedral de Santiago de Compostela I
La catedral de Santiago de Compostela, centro de la cristiandad mundial, constituye uno de sus lugares santos, junto a Jerusalén, Roma, Caravaca de la Cruz y Santo Toribio de Liébana. La concesión del año jubilar por el Papa Calixto II en 1126, y la confirmación por medio de la Bula “Regis Aeternis” de Alejandro III en 1179, fueron esenciales para entender el auge que la peregrinación a Santiago obtuvo a partir de la Edad Media. A lo largo del camino de Santiago en los siglos medievales se va a ir difundiendo hacia occidente el estilo “universal” europeo que fue el Románico, tras la dispersión cultural y artística que sucedió a la desaparición del Imperio Romano en el s. V de nuestra era. La meta de peregrinos y artistas del momento era la catedral de Santiago, lugar en el que confluyen todos ellos, y lugar también que sintetiza las principales aportaciones del estilo románico europeo y en el que trabajan algunos de los principales maestros del estilo.
La iglesia románica, correspondiente a la tipología de iglesia de peregrinación, tiene una planta de cruz latina de tres naves (incluso en el transepto), girola, tribuna y contaba con tres portadas, una en cada uno de los dos brazos del transepto, y otra en el remate del brazo principal. La meridional (la septentrional sería la de la Azabachería y la occidental es la actual fachada del Obradoiro), es la única fachada románica que se conserva, con una cronología correspondiente con la segunda fase constructiva de la catedral, la atribuida a la labor del maestro Esteban, en los últimos años del s. XI y los primeros del s. XII, que termina la girola, realiza el crucero con sus cuatro capillas, logrando una mayor monumentalidad que la parte anterior, ya que cambia los primitivos planos, obra de Bernardo el Viejo.
La portada actual de las Platerías se estructura en dos cuerpos y un hastial a dos aguas. En el cuerpo central inferior observamos dos puertas abocinadas con tres arquivoltas cada una sobre columnas acodilladas, con tímpano semicircular; sobre ambos arcos y bajo un tornalluvias se extiende un friso continuo. En el segundo cuerpo se abren dos ventanas con arcos polilobulados, de clara influencia hispanoárabe.
El devenir histórico le ha dado la apariencia caótica que tiene en la actualidad, ya que un incendio en la fachada románica norte (Azabachería) provocó que algunas de sus esculturas se adosasen al conjunto meridional, con lo que el orden del programa iconográfico diseñado para el conjunto quedó profundamente alterado.
En la catedral románica, el programa iconográfico comenzaría en la puerta norte (actual fachada de la Azabachería), denominada “Puerta del Paraíso”, en la que aparecerían “Dios en majestad” (Pantocrátor), la génesis del hombre con la “Creación de Adán”, una serie de escenas referidas a la “Expulsión del Paraíso”, como consecuencia del pecado original, y la promesa de la redención con la escena de la “Anunciación”.