Escultura románica de la Catedral de Jaca
El estudio e identificación del conjunto escultórico que atesora la catedral de Jaca, todavía no cuenta con un estudio global y cabal definitivo, y en muchos de sus elementos todavía no se han identificado sus temas, ni fechas, ni ubicaciones originales, etc. Por lo tanto para los historiadores del arte especialista en arte románico su conjunto de capiteles, las portadas, los tímpanos son todo un quebradero de cabeza y también un sueño para realizar novedosas investigaciones que descubran datos novedosos.
Muchos de estos investigadores intentan hallar similitudes con otras obras contemporáneas a la catedral jaquesa para poder establecer comparaciones y poder adjudicar las diferentes obras a talleres o maestros concretos. Los hay que atribuyen parte del conjunto escultórico de Jaca al conocido como maestro Gilbuino, que trabajaría a finales del siglo XI en la iglesia de San Sernin de Toulouse.
No hay que olvidar que Jaca era un importante hito en el Camino de Santiago, un eje cultural y artístico de primer orden durante la Edad Media, y gracias al cual numerosas cuadrillas de artesanos y canteranos trabajaban en los diversos puntos del Camino, porque por aquel entonces se trataba de grupos itinerantes que se desplazaban a los lugares en los que recibían un encargo.
La importancia artística de la escultura de la Catedral de Jaca, ha hecho que una parte del conjunto se atribuya al llamado Maestro de Jaca, quién haría sus portadas y la mayoría de los capiteles del interior del templo, todo ello con anterioridad al siglo XII.
Se ha llegado a esta conclusión valorando el carácter clasicista del conjunto, que sobre todo se aprecia en el vigor del modelado de las figuras. Algunos historiadores, viendo esas características formales de carácter clásico han propuesto que el Maestro de Jaca tendría un origen italiano.
Sin embargo, otros creen que el mismo artista antes que en Jaca trabajaría en San Martín de Fromista, en la provincia de Palencia y también en el Camino Jacobeo. Y hay quien relaciona algunas figuras jaquesas con otras que aparecen en la iglesia de San Isidoro de León. Es decir, como decía al principio, los expertos en la materia todavía tienen mucho que estudiar sobre la escultura románica de la Catedral de Jaca, una pequeña ciudad en la provincia de Huesca en plena cordillera de los Pirineos, lo que da una idea de la importancia que daba formar parte del Camino de Santiago.
Lo que sí está claro respecto a un gran número de los elementos esculpidos de la Catedral es que tienen ciertas características comunes y que le dotan de gran valor artístico. Se trata de una escultura de marcado naturalismo, que entronca con otras corrientes europeas, en particular con todas aquellas que circularon por la vía jacobea. Otra característica es que las figuras representadas poseen un canon bastante esbelto, con cabeza bien proporcionadas y rostros bien definidos, así como se aprecian muy bien sus ropajes.
De alguna manera, la calidad de la obra escultórica jaquesa influyó en todo el entorno de Aragón, pero también en tierras de Castilla, e incluso en la vecina Francia. Un ejemplo bien claro de esta influencia se puede ver también en las tierras oscenses, concretamente en la muy cercana ermita de Santa María de Iguacel y en los capiteles esculpidos de la iglesia del Castillo de Loarre.