Rapto de Proserpina, Bernini
El rapto de Proserpina es una magnífica escultura exenta de estilo barroco realizada por el artista italiano Gian Lorenzo Bernini (1598 – 1680) en mármol blanco. Bernini fue uno de los grandes maestros escultores del siglo XVII, trabajó para los grandes mecenas de Italia realizando importantes conjuntos escultóricos y arquitectónicos.
La formación de Bernini comienza en el taller de su propio padre, un modesto escultor manierista que logró algunos encargos de cierta importancia. Quizás por ello en una primera etapa el artista se vio influenciado por los parámetros estilísticos desarrollados en la última etapa del renacimiento. El Rapto de Proserpina es una de esas obras en las que se aprecia la evolución del artista hacia un estilo más personal, completamente barroco, donde la teatralidad y el movimiento son una constante.
La obra que aquí nos ocupa fue encargada por el cardenal Scipione Borghese en 1621 quien se la cedió a su compañero el Cardenal Ludovisi. Éste la mantuvo en la villa que lleva su nombre hasta que, ya en pleno siglo XX, la obra fue adquirida por el Gobierno italiano y se situó en la Galería Borghese.
La escultura representa un tema mitológico: Proserpina, hija de Júpiter y Ceres, fue raptada por el dios de los infiernos Plutón para hacerla su esposa. Este hecho entristeció tanto a Ceres –diosa de la agricultura- que desatendió los campos y cultivos hasta tal punto que los hombres apenas tenían nada que comer. Así Júpiter dispuso que la joven Proserpina pasara seis meses en el infierno con su marido y el resto del año en el Olimpo con su madre, la alegría de Ceres al reencontrarse con su hija hace florecer de nuevo los campos en primavera.
La obra de Bernini presenta diferentes puntos de vista y en cada uno de ellos parece que se representa una escena distinta del mito; desde la izquierda el artista nos presenta el rapto de la joven, al mirar de frente parece como si las figuras arrasaran al espectador en su alocada carrera y desde la derecha Proserpina suplica la ayuda de su madre y lucha por escapar de Plutón.
La belleza de la joven se crispa es un gesto de auténtico terror, el antiguo pathos griego adquiere en la obra de Bernini una nueva significación, trata de liberarse por todos los medios de su captor y en su rostro se aprecian las lágrimas de desesperación.
Por su parte Plutón no aparece representado como un auténtico héroe y, aunque coronado, parece ser un simple villano dispuesto a maltratar a la joven que lleva en brazos. Su cuerpo se tensa por el esfuerzo, desarrollando un gran estudio de la anatomía por parte del jovencísimo escultor. Se trata por tanto de una representación descarnada y humanizada de un dios que el cincel de Bernini ha convertido en hombre.
Especial atención merecen los detalles en los que el artista se regodea mostrando su habilidad: los dedos de Plutón se hunden en el muslo de Proserpina con gran realismo mientras ésta intenta apartarse de él.