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Sarcófago de Alejandro

Publicado por Laura Prieto Fernández

En el estudio de las antiguas civilizaciones las obras de arte funerario tienen un papel más que destacado, éstas no sólo son un inestimable testimonio artístico o arqueológico sino que además nos habla de las tradiciones sociales y religiosas de las culturas. De hecho las formas de enterramiento son uno de los factores que más datos arrojan sobre una civilización ya que de ello se desprende no sólo la concepción que la sociedad tenía del mundo de ultratumba o de su religión sino que también es reflejo de la vida cotidiana de la propia sociedad así como de la concepción que ésta tenía del difunto.

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La obra que aquí analizamos se conoce como El Sarcófago de Alejandro, en alusión al famoso Alejandro Magno, y en la actualidad se exhibe en el Museo Arqueológico de Estambul. Se trata de una obra escultórica exenta realizada en mármol panhelénico que mide casi dos metro veinte de anchura y más de un metro noventa de altura. La obra dataría del siglo IV a.C. encuadrándose en el periodo helenístico de la cultura griego.

Durante el Helenismo (323 a.C. hasta el año 30 d.C. aproximadamente) nuevas prácticas funerarias llegaron al mundo helénico, la influencia notable de civilizaciones como Egipto hizo que las sencillas tumbas excavadas con estelas conmemorativas diesen paso a grandes obras funerarias como la que aquí nos ocupa en la que la gloria del difunto se representa en su máxima expresión. Esta práctica no sólo será fundamental para comprender la escultura funeraria helenística sino que además es el germen de escultura funeraria romana y uno de sus precedentes más inmediatos.

A pesar de su nombre, los restos funerarios que alberga el sarcófago no son los restos del emperador macedonio; de hecho, la tumba y el cuerpo de Alejandro Magno es a día de hoy uno de los grandes misterios que a día de hoy la arqueología no ha sabido responder. Durante algún tiempo se pensó que en el interior del sarcófago podían descansar los restos del rey de Sidón Abdalónimo pero estudios más recientes comprobaron que esto no era así, ya que el estilo escultórico de los relieves es propio de una etapa muy posterior a su muerte.

Al igual que el resto de la escultura helenística, las esculturas funerarias adquirieron durante esta época cierto carácter arquitectónico que las configuraba como elementos monumentales, así es común que los sarcófagos como este que aquí analizamos adquieran las formas de los templos con la tapa a modo de tejado. En uno de los lados largos de la pieza encontramos diversos relieves de la batalla de Issos que cuentan con Alejandro Magno como protagonista –de ahí el nombre de la pieza- y que según los expertos están basados en el cuadro de Filoxeno de Eretria, al igual que el famoso mosaico de Issos. En este relieve el emperador aparece montando a caballo con la piel de un león sobre su hombro y luchando contra los persas. En otro de los lados largos aparecen escenas del emperador cazando leones junto con Abdalónimo mientras que los lados cortos se han reservado para escenas que tienen como protagonista al rey de Sidón.