Teléfono Langosta de Dalí
Salvador Dalí es uno de los más grandes exponentes del arte surrealista. Además de que fue uno de los creadores con una más completa visión del mercado del arte y la creación. Por ello, el conjunto de su obra no se circunscribe únicamente a sus cuadros. Realizó otras muchas aportaciones de enorme rentabilidad económica.
Son muy reconocibles sus colaboraciones con el propio Walt Disney en algunas de sus primeras películas y otros muchos trabajos cinematográficos con directores de la talla de Alfred Hitchcock o Luis Buñuel. Pero también se involucró en proyectos de diseño y de mobiliario, y no dudó en concebir esculturas con su peculiar visión del mundo. Uno de esos objetos tan singulares fue su Teléfono Langosta.
El título ya lo describe a la perfección. Se trata de una viejo teléfono de disco, donde el auricular queda sustituido por la representación de una langosta modelada en yeso. Un animal que Dalí usó en numerosas ocasiones en sus cuadros, y siempre le otorgaba cierto contenido sexual. Como también ocurre en esta escultura, ya que el autor coloca precisamente los órganos sexuales del animal en la parte del micrófono donde un usuario tendría que colocar su boca.
Es un ejemplo completo de la visión surrealista con la que trabajaba Dalí, quien recurrió en infinidad de ocasiones a la asociación de elementos completamente extraños entre sí para concebir cosas nuevas y de significados variados, donde eran habituales las connotaciones sexuales.
El Teléfono Langosta inicialmente fue una creación de 1938 para el mecenas que en esa época sufragaba muchos de los proyectos de Dalí. Ese no era otro que el galerista y poeta Edward James, quien más tarde se trasladaría a México para idear su onírico y sorprendente Jardín Escultórico.
Para él realizó varios teléfonos con esta idea. E incluso antes ya había ideado este objeto y lo había incluido en el Diccionario abreviado del Surrealismo, donde varios artistas de esta corriente hacían sus aportaciones. Y la de Dalí fue ni más ni menos que su Teléfono Afrodisiaco, donde ya avanzó un dibujo del objeto que vemos aquí.
Eso fue lo que le encargó materializar James. Y el pintor catalán creó varios “teléfonos” para que el poeta y coleccionista los pudiera colocar en sus distintas casas. No obstante, hoy en día estas piezas, en las que Dalí fue haciendo variaciones de color y de modelos, se encuentran repartidas por distintos museos del mundo (Gran Bretaña, Australia, Alemania, Sudáfrica…), así como dos de ellos permanecen en posesión de la Fundación Edward James.