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Metamorfosis de Narciso de Dalí

Publicado por A. Cerra
Metamorfosis de Narciso de Dalí

Metamorfosis de Narciso de Dalí

Este cuadro lo pintó Salvador Dalí entre los años 1936 y 1937. Y se trata de una obra realizada sobre lienzo y pintada al óleo, que actualmente forma parte de los fondos de la Tate Gallery de Londres.

Salvador Dalí fue uno de los más grandes exponentes del surrealismo, un movimiento artístico que buscaba trascender la realidad visible e introducir aspectos del subconsciente y los sueños en el arte. Dalí no solo innovó con técnicas pictóricas, sino también con sus ideas extravagantes y su interpretación personal de la psique humana, influenciada en gran medida por el psicoanálisis.

La obra nos muestra a Narciso, un personaje de la mitología de la Grecia Clásica. Un personaje que se enamoró de su propia imagen al verla reflejada en el agua y que se ahogó intentando alcanzarla. Sin embargo, los dioses del Olimpo inmortalizaron su imagen convirtiéndolo en una bella flor: el narciso. Un mito clásico que se ha mantenido hasta nuestros días, ya que en español a las personas que se quieren tanto a sí mismo, llegando a adorarse, se les sigue llamando narcisistas.

El simbolismo en «Metamorfosis de Narciso» es profundo, con el huevo como un elemento central que refiere al renacimiento y la génesis. La mano osificada que sostiene el huevo es una metáfora de la transformación y la conexión entre la muerte y la vida nueva. Estos símbolos son comunes en el arte de Dalí, quien a menudo incorporaba dualidades para explorar la compleja naturaleza de la existencia.

En la imagen de Dalí se puede ver como la figura de Narciso se transforma en una mano osificada, de piedra, y de esa muerte resurge la vida. Pero además los dedos de esa mano pétrea (a la derecha) en los que se ha convertido la imagen humana de Narciso (a la izquierda) sostienen un huevo que sería la cabeza, pero además es el símbolo del seno materno del que brota una flor. Es decir, en esta imagen están muchos de los elementos simbólicos y con doble sentido de la pintura daliniana, y por supuesto prácticamente se puede considerar a esta imagen como un verdadero autorretrato del artista, sin duda alguna, uno de los mayores narcisistas que ha dado toda la Historia de la pintura.

La reinterpretación que hace Dalí del mito de Narciso introduce variaciones donde el narcisismo no solo es un viaje hacia lo que es visible, sino hacia la auto-reflexión y la reafirmación. Mientras el mito clásico subraya las consecuencias de la vanidad extrema, Dalí explora la resistencia interna y el afán humano de alcanzar una forma superior de belleza espiritual.

Dalí se quería mucho a sí mismo, y también le gustaban que le quisieran los demás. Por eso en el cuadro vemos tras los figuras principales otras más diminutas simulando un grupo de personas de procedencias varias e identificables por ciertas atuendos y posturas (un indio, un catalán, un ruso, un alemán, …) con los que quiere representar a los muchos enamorados del héroe, y de alguna manera los seguidores de la pintura de Dalí en todo el mundo.

Todos estos enamorados de Narciso, o de Dalí según se interprete, son tanto hombres como mujeres. Una ambigüedad sexual siempre presente en la obra y en la vida de Dalí. E incluso coloca otra figura aislada en la zona derecha del cuadro queda resaltada con el fondo en cuadros blancos y negros de un tablero de ajedrez, en la que vemos una especie de escultura sobre un pedestal que es la representación ideal de la belleza y que no se puede distinguir si se trata de una belleza masculina o femenina.

En definitiva, el cuadro está lleno de símbolos y detalles de carácter surrealista, y muchos de ellos solo son comprensibles conociendo la obra del psicoanalista Sigmund Freud, por el que Salvador Dalí sentía verdadera pasión desde sus tiempos de estudiante. La influencia del psicoanálisis freudiano se manifiesta en la obra de Dalí, especialmente en su interpretación de los sueños y el uso de la sexualidad simbólica. La relación de Dalí con Freud no fue solo admiración intelectual, sino un diálogo constante que le permitió al artista catalán explorar dimensiones psicológicas profundas en su obra. Y a lo largo de su vida. como eran dos eminencias de la cultura occidental, llegaron a conocer el artista catalán y el doctor austriaco, y las palabras de Freud para describir a Dalí fueron contundentes: