Caldero Gundestrup
El conocido como Caldero de Gundestrup es una de las mejores muestras que se han encontrado hasta el momento de la orfebrería protohistórica, de hecho el afamado caldero es la pieza más completa de orfebrería producida en la Edad de Hierro. Parece ser que la famosa pieza fue hallada en la región de Jutlandia, concretamente en el poblado de Gundestrup en Dinamarca en el año 1891 mientras se llevaban a cabo las labores de limpieza de una turbera cercana a la población. En la actualidad la obra original se expone en el Museo Nacional de Dinamarca en Copenhague aunque se tiene constancia de al menos tres reproducciones de la pieza que se conservan en los museos de la civilización céltica de Bibracte, el Museo Galoromano de Fourvière en Lyon, así como en el Museo Arqueológico de Dijon.
Parece ser que la obra hubiera podido pertenecer a la cultura céltica de la Edad de Hierro, conocida como cultura de La Tène, que aposentada en la zona de los Alpes terminó por hacerse con el control de Europa Central entre el siglo V a.C. y el I d.C. Sin embargo las pruebas encontradas al respecto no resultan fehacientes y numerosos historiadores tienden a desligar el caldero de la cultura celta.
El caldero de Gundestrup está realizado mayoritariamente en plata aunque también se utilizaron materiales como el estaño para la soldadura o el oro para realizar una pátina dorada que recurriese el conjunto exterior. La pieza no fue hallada entera sino fragmentada en trece placas que fueron reconstruidas por el investigador y arqueólogo Sophius Muller dando lugar a un cuenco de casi setenta centímetros de diámetro y poco más de cuarenta centímetros de altura.
Tradicionalmente se ha otorgado a este tipo de piezas todo tipo de poderes, de hecho los calderos mágicos como el que aquí nos ocupa podían –según las leyendas celtas- otorgar sabiduría a los hombres que bebían su contenido, alimentar a una gran cantidad de personas o incluso devolver a la vida a los muertos. Según los historiadores los trabajos de decoración de cada una de las placas estarían realizados con la técnica del repujado. En cuanto a los artesanos que hubiesen podido realizar la obra, los historiadores parecen de acuerdo en asegurar que podría tratarse de varios artesanos –en la factura de la pieza pueden distinguirse diferentes manos- de origen tracio como evidencia la presencia de animales exóticos. En este sentido algunos historiadores plantean la hipótesis de que los artesanos pudiesen proceder, o al menos conocer, la India debido a una representación semejante al dios Shiva.
De las siete placas que conforman la coraza exterior del cuenco encontramos cuatro representaciones masculinas y tres femeninas, pero todas ellas se encuentran asociadas al panteón celta. De esta manera encontramos una representación del dios asociado a la fertilidad, Cernunnos, con una gran cornamenta en la cabeza y sosteniendo serpientes en sus manos; el dios del trueno y de la noche Taranis o incluso Dagda, una de las principales deidades de Irlanda que aparece representado sumergiendo a soldados moribundos en el caldero para devolverlos a la vida.