Cruz de los Ángeles
La Cruz de los Ángeles se encuentra en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo en Asturias, se trata de una cruz relicario en cuyo interior se albergan algunos restos de la Vera Cruz es decir, la cruz en la que Jesucristo fue crucificado. Según la inscripción que aparece en la parte trasera de la pieza, la cruz debió de realizarse a principios del siglo IX, en torno al año 808, por orden del monarca asturiano Alfonso II el Casto (760 – 842). En la actualidad, la Cruz de los Ángeles –al igual que la conocida Cruz de la Victoria que también se encuentra en la Cámara Santa- se ha convertido en uno de los iconos del Principado de Asturias apareciendo ésta en el escudo de la ciudad de Oviedo.
Según la leyenda recogida por el obispo Lucas de Tuy, el Tudense, el monarca asturiano quiso encargar una cruz relicario para la iglesia de San Salvador; un día, al regresa de los santos oficios, el monarca encontró esperándole en su palacio a dos ángeles disfrazados de peregrinos que decían ser orfebres y que se ofrecieron a realizar la famosa cruz. El monarca entregó a los orfebres el oro y las piedras preciosas necesarias para realizar la pieza pero cuando enviaba a sus sirvientes para controlar el trabajo de los peregrinos éstos resultaban cegados por un fuerte resplandor que salía de la casa donde los supuestos peregrinos trabajaban en la cruz. El monarca acudió personalmente a ver el misterioso resplandor pero al llegar tan sólo encontró la casa de los orfebres vacía con la cruz perfectamente terminada. Alfonso II entregó la cruz hasta la iglesia de San Salvador.
La Cruz de los Ángeles es una cruz griega –con los brazos longitudinales y horizontales de la misma altura- y patada es decir, que los brazos se estrechan a medida que se acercan hacia el centro. En el centro un círculo sirve de intersección para los cuatro brazos de la cruz. La pieza presenta un alma de madera de cerezo sobre la que se han colocado finísimas láminas de oro engarzadas con pequeños clavos de oro. En los extremos de los brazos encontramos pequeñas cavidades que sirven para guardar las reliquias.
En la parte del anverso encontramos cuarenta y ocho cabujones con piedras preciosas o semipreciosas, algunas de ellas han sido reutilizadas de obras anteriores posiblemente de época romana. En el reverso, encontramos cuatro inscripciones que aluden al origen de la pieza, cada una de ellas colocada en uno de los brazos de la cruz. En el extremo de los brazos una gran joya aparece rodeada por un círculo de pequeños brillantes.
En origen en la zona del círculo central se encontraba un camafeo romano que a mediados del siglo XX fue sustituido por otra pieza realizada en Alemania. Son muchas las versiones que aseguran que de los brazos horizontales de la Cruz de los Ángeles colgaban los signos alfa y omega –principio y fin- sin embargo los historiadores del arte aún no han podido establecer una teoría certera al respecto.