Un mundo de Ángeles Santos
Este cuadro que recientemente ha sido restaurado y puesto en valor por el Museo Reina Sofía de Madrid, da para hablar de muchas cosas. Por ejemplo, de la relación existente entre literatura y arte, ya que la propia autora, la española Ángeles Santos, explicó que esta imagen tan particular le vino a la mente a partir de unos versos del poeta andaluz Juan Ramón Jiménez.
Esa relación entre poesía y pintura ayudó a que en su momento, el año 1929 cuando se pintó, su exposición fuera todo un éxito, y diversos personajes del panorama cultural español, como Ramón Gómez de la Serna o Federico García Lorca, desearan conocer a esa joven desconocida, que desde provincias había sido capaz de captar el interés de esas figuras literarias. Y es que entonces Ángeles Santos contaba tan solo 18 años y había hecho este cuadro en la ciudad castellana de Valladolid, ajena a cualquier contacto con la intelectualidad hispana.
La razón es que la obra es realmente impactante. Para empezar por su tamaño, más o menos 9 metros cuadrados de tela que en realidad son dos enormes lienzos ensamblados. Y luego hay que tener en cuenta que su creadora es un mujer, o sea si sumamos su juventud, su lejanía a los centros creativos y su condición femenina, parece casi un milagro su éxito en aquellos momentos.
El conjunto es de un aspecto vanguardista arrebatador. Una vanguardia que Ángeles Santos (1911 – 2013), solo conocía por medio de revistas y fotografías. Así es como tendría contacto con algunos de los referentes que vemos en su cuadro. Por ejemplo el peculiar arte de Joan Miró o la vertiente del Expresionismo que representa la Nueva Objetividad alemana con artistas como Otto Dix o Georges Grosz.
Pero obviamente también tiene muchos puntos en común con el Surrealismo. Vemos como hay una especie de globo terráqueo que ha abandonado la forma esférica a favor de la cúbica. Y a su alrededor desfilan mujeres que suben hasta el sol, toman su luz y luego crean las estrellas. Mientras otro grupo femenino ocupa la parte inferior derecha para inundar con su música toda la escena. Sin duda la imagen tiene un carácter pagano y su significado es absolutamente personal, tanto por parte de la autora como parte de los espectadores, porque sus interpretaciones son de lo más variopintas. Por ejemplo, tal vez hable del sexo de los ángeles o quizás de la importancia de las mujeres para que el mundo gire. Pero lo que está claro, independientemente de su mensaje, es que Ángeles Santos fue una artista con una personalidad e imaginación desbordante, y lamentablemente no demasiado valorada.