Crucifijo de Brunelleschi
Antes de que Filippo Brunelleschi realizara esta obra, su amigo, colega y de alguna forma rival Donatello le enseñó un Cristo crucificado que había tallado en madera para la iglesia de Santa Croce en Florencia. Y al contemplar esa obra, Brunelleschi le dijo que era un crucifijo demasiado humano, que en realidad Jesús parecía más un campesino que el hijo de Dios y que carecía de la espiritualidad necesaria para esa obra.
Entonces Donatello no tuvo otra solución que retarlo a ver si Brunelleschi era capaz de hacer uno mejor que el suyo. Así es como se empezó a tallar esta obra que se colgó hacia el año 1412 en la iglesia de Santa Maria Novella de la misma ciudad de Florencia.
Y se cuenta que cuando por fin, Donatello la vio acabada se llevó una sorpresa mayúscula, tanto es así que se relata que se le cayó de las manos un cesto con huevos que acababa de comprar.
Lo cierto es que son dos Crucifijos en madera de idéntico tamaño y realizados en la misma ciudad y en un corto lapso de tiempo, pero son distintos. Eso sí los dos realizados por dos de los mejores escultores del Renacimiento italiano.
Ambos transmiten dos formas de ver a Cristo en la cruz. Son dos conceptos distintos. Mientras que Donatello opta por una mayor humanidad y realidad, en el caso de Brunelleschi estamos ante una imagen mucho más divinizada. Es cierto que vemos como sangran sus llagas por las heridas que le han hecho, pero es un cuerpo y sobre todo un rostro que no revela sufrimiento alguno. Crea una imagen haciendo hincapié en la cualidad que echó en falta en la obra de Donatello, porque el Crucifijo de Brunelleschi es la imagen de un ser divino.
Otro detalle interesante es que nos muestra un Jesucristo desnudo, tal y como se supone que se crucificaba en tiempos de los romanos. Esa misma desnudez la retomaría otra grandísimo escultor renacentista y florentino, el mismísimo Miguel Ángel Buonarrotti, que también realizaría una escultura en madera del Crucificado, en este caso para la iglesia del Santo Spirito, precisamente proyectada por Brunelleschi en su faceta como arquitecto.
Para comparar las tres obras hay que hacer un recorrido por tres iglesias de Florencia, si bien durante un tiempo se han expuesto juntos en el Baptisterio de San Giovanni, una ocasión única para ver reunidas tres obras especiales del Renacimiento florentino.